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Canela fina | Todavía los libros

«El tsunami digital no ha podido con el libro impreso tradicional, que sigue vendiéndose copiosamente»

El tsunami digital no ha podido con los libros. Ciertamente, en pantalla se leen novelas, poemarios y ensayos, pero en un porcentaje menor. Ciertamente, enciclopedias y diccionarios impresos se han convertido en cadáveres literarios. Ciertamente, la nueva generación está más pendiente de los avances electrónicos que de las nuevas ediciones. Pero el libro ha sobrevivido y continúa vendiéndose tal vez porque es la fórmula mejor y más cómoda para la lectura. Las editoriales que estuvieron aterradas durante un tiempo respiran tranquilas. En un tanto por ciento abrumador, el libro impreso sigue vendiéndose.

Me han pedido, para una encuesta nacional, que señale los doce mejores libros del siglo XX español. Desde mi punto de vista, hay al menos un centenar de «mejores» libros. He respondido señalando quince. En primer lugar, La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset, primera inteligencia del siglo XX español, filósofo en la cumbre y además un escritor de excepcional calidad literaria. Los Sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca, figuran en segundo lugar. En su día constituyeron el mayor scoop literario de la entera historia del ABC verdadero. Sobre la esencia, de Xavier Zubiri, ocupa el tercer lugar y La agonía del cristianismo, de Unamuno, el cuarto.

A Delibes con El príncipe destronado, lo he situado en el quinto puesto y a los Jardines lejanos, de Juan Ramón Jiménez, en el sexto. Antonio Mingote, uno de los intelectuales más destacados del siglo XX, académico de la Real Academia Española, el humorista de las viñetas publicadas en el ABC verdadero todos los días durante varias décadas, figura a continuación con Hombre solo, entre los quince libros por mí apuntados. Poemas de la consumación, de Vicente Aleixandre, ocupa el octavo lugar y, tras él, Tirano Banderas, de Valle-Inclán, Historia de los heterodoxos españoles, de Menéndez Pelayo, Orígenes del español, de Menéndez Pidal, La lucha por la vida, de Pío Baroja, Golfo de sombras, de Rafael Alberti, Madera de boj, de Cela y El viaje a Pantaélica, de Francisco Nieva cierran mi elección, a la que podría sumar sin desdoro un centenar más de obras relevantes.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.