Solidaridad

La búsqueda de Tracy

Una desconocida dio un sobre con una nota y cien dólares a dos refugiadas yugoslavas. Ayda no ha dejado de buscarla hasta darle las gracias personalmente

Cada pequeño gesto importa y si no que se lo cuenten a las hermanas Ayda Zugay y Vanja. En mayo de 1999, sus padres las metieron en un avión rumbo a Estados Unidos para huir de la guerra de la entonces Yugoslavia, con tan solo 12 y 17 años, respectivamente. Durante el vuelo, coincidieron en los asientos con Tracy, una estadounidense que volvía de París de disfrutar de unas vacaciones. Apenas intercambiaron palabras, pero sí muchas señas. Cuando aterrizaron, les entregó un sobre con una nota, los pendientes de oro que llevaba puestos y cien dólares. «La calidez de su mensaje fue una especie de reflejo de la bienvenida que no habíamos experimentado hasta ese momento. El dinero que incluyó nos ayudó a comprar alimentos durante todo el verano», me cuenta Ayda desde Boston. No tenían un plan una vez que se bajaran del avión. «Gracias a ella, sabíamos que al menos podríamos comer cada día, ese era el siguiente paso». La joven, que ahora tiene dos empresas que promueven la justicia medioambiental y social, indica que, «a nivel personal, cuando alguien es odioso o dice cosas negativas sobre mí o mis orígenes, siempre recuerdo el mensaje. Es una de las razones por las que lo guardé: me evoca que hay gente así en el mundo, como Tracy. Que son amables y acogedoras aunque no te conozcan».

Un día, cuando todos sus amigos de la universidad estaban celebrando «Thanksgiving» con sus familiares, Ayda realizó una lista de por qué debía estar agradecida y se remontó a Tracy... Fue entonces cuando decidió buscarla. «La búsqueda pública comenzó hace una década, pero la personal mucho antes», explica Ayda, quien quería darle las gracias en persona y contarle lo bien que les fue gracias a ella. «La gratitud está realmente conectada con la apreciación de la vida. Durante la guerra, especialmente cuyo objetivo es exterminar a la gente como tú, creces pensando en la vida de forma realmente diferente».

Hace un par de años, Ayda subió a las redes sociales la carta y pidió ayuda para encontrarla. La cadena CNN se hizo eco y una amiga de Tracy reconoció su caligrafía. Primero hablaron por Zoom y hace dos semanas se reencontraron en persona. «Fue súper emocionante, después de tantos años. Aunque la vi por primera vez, siempre me había acompañado en mi vida». Por un 2023 lleno de gestos.