Pedro Sánchez

Las cuentas y los cuentos

La falta de datos creíbles nos llevará por un mal camino, como país dejaremos de ser creíbles, y todo ello por culpa de un Gobierno que falta a la verdad.

El Gobierno ha metido mano a las cifras oficiales y en España empezamos a carecer de instrumentos estadísticos fiables. Esa es la razón de que la cesta de la compra sea una paradoja cuántica, porque todos ven subir los precios reales, pero la inflación oficial baja. Y la causa de que el Gobierno de Pedro Sánchez anuncie un aumento de casi medio millón de empleos al cierre de 2022 y la multiplicación de los contratos indefinidos, con un 4,5 más que el año anterior, pero, eso sí, ocultando un dato fundamental, como lo es que casi la mitad de ellos, un 44%, sean los fijos discontinuos de la reforma laboral, una modalidad que permite al trabajador alternar empleo y paro en función de las necesidades de temporada. Hasta la ministra de Empleo dice desconocer el dato de fijos discontinuos inactivos, que fuentes expertas calculan que podrían ascender a dos millones, dada la dificultad de esclarecer cuántos están realmente trabajando y cuántos están, digámoslo abiertamente, en paro.

Muchas voces, y también institutos muy serios están alertando sobre el peligro que supone el falseamiento de cifras oficiales, no sólo de empleo, sino también las de crecimiento o el propio PIB. Que el Gobierno haya llenado de cuentos las cuentas es bastante grave, porque, no hablamos de acciones aisladas ni circunscritas solamente a la economía. Hasta un informe relativo a la llegada de inmigrantes, como hemos sabido esta semana, podría estar manipulado.

Es lo que pasa cuando el relato importa más que la gestión, que todo se cocina y todo se maquilla, para que la transparencia y la verdad queden sepultadas. Pero nunca tanto como para que no podamos debatir sobre cosas que importan, y mucho. Porque de lo que sí existen cifras fehacientes, no exactamente transparentes, pero sí la evidencia de las mismas, es de la máxima indignidad que está perpetrando este Gobierno. Los 9 indultos de la vergüenza, los 2 delitos reformados en el Código Penal, los 17 agresores en libertad y los más de 140 años perdonados a violadores por la torpeza legislativa del «sí o sí» del Gobierno, y, por supuesto, los 4 votos de Bildu por los que se han producido cientos de acercamientos penitenciarios de terroristas no arrepentidos, que de lo que están más cerca que nunca, en realidad, es de la excarcelación, y que han hecho posible que se hayan permitido docenas de humillantes homenajes a quienes asesinaban, secuestraban y extorsionaban.

Cifras y datos contantes y sonantes, que afectan y duelen al conjunto de los españoles, que atacan directamente a los héroes de la España cívica, encarnados en las víctimas del terrorismo, y que ofenden gravemente a una mayoría silenciosa de catalanes, así como al conjunto de los demócratas, porque retumban en la conciencia ética de la ciudadanía y en los pilares de un Estado de Derecho que no puede permitirse que desde instancias gubernamentales hagan tambalearse el paradigma de la legalidad en beneficio de quienes hacen trampas y cometen delitos, trasladando un mensaje demoledor que nos arruina como sociedad y como país.

Esas son las verdaderas cuentas de estos años, en los que un socialismo sin moderación ni ética se coaligó con el populismo bolivariano y el viejo comunismo y se alió con los herederos de ETA y los golpistas del 17. El auténtico balance del Gobierno más manipulador y menos transparente de la historia de la democracia. El problema es que la falta de datos creíbles nos llevará por un mal camino, como país dejaremos de ser creíbles, y todo ello por culpa de un Gobierno que falta a la verdad.