Letras líquidas

23J, escuela de calor

Cabe interpretar el exotismo en el calendario como una especie de prueba de responsabilidad cívica

Es una de esas conversaciones recurrentes que se producen cada vez que hay cerca un periodista. La subjetividad, la objetividad y la manera de abordar los asuntos, de informar sobre ellos. Hace pocos días me vi inmersa, de nuevo, en un coloquio parecido y tiré de teoría básica de primero de periodismo: la objetividad no existe, todos somos sujetos y cualquier cuestión pasa ineludiblemente por nuestro tamiz, pero sí son fundamentales la imparcialidad y la honestidad. Esta introducción, a modo de recordatorio, me sirve para avisarles: no solo no voy a ser objetiva en esta columna, sino que no podré, tampoco, ser imparcial. No me gusta el calor. Nada. Cuando llega el verano deseo que el calendario avance raudo hasta ese placentero oasis que es, en mi imaginario particular, el mes de septiembre. No me extenderé más sobre este asunto que poco (o nada) les interesa y no es, además, la finalidad de estas líneas. En realidad, la intención es esbozar una reflexión sobre la fecha de las elecciones, sobre su evidente excepcionalidad, que ya generó abundante controversia cuando se fijó, la está generando y la generará.

Estas generales son una rareza. Lo reconoció el propio presidente convocante a Alsina en «Onda Cero» y lo confirma la logística apresurada de ventiladores, refrigeraciones varias y avituallamientos que se va preparando. Asumida la anomalía y confesada, también, mi manifiesta aversión a cualquier acontecimiento en tiempo de canícula, lo cierto es que cabe interpretar el exotismo en el calendario como una especie de prueba de responsabilidad cívica. Un test de estrés que pulsará el compromiso ciudadano en una sociedad confortable y acomodada, ajena a tensiones y conflictos que convierten en otros puntos del planeta las citas con las urnas en heroicidades. El 23J se presenta como un excelente medidor del estado de salud de nuestra democracia, que hasta ahora ha podido con todo. Veremos, en poco más de tres semanas, cómo se enfrenta a las altas temperaturas.