Opinión

Sin Perdón
«Sus dos secretarios de organización eran auténticos depredadores obsesionados por llevarse la pasta»
El feminismo no es solo sentar a muchas mujeres en el Consejo de Ministros, sino buscarte un secretario de organización y ministro que no sea un putero. Es muy sencillo. Lo más esperpéntico es que su vida disoluta la teníamos que sufragar todos los españoles. Hacía, además, declaraciones como si fuera un campeón del feminismo. Ábalos ha conseguido triturar la bandera de la defensa de los derechos de las mujeres que pretendía monopolizar Sánchez. Ya se sabe que estos líderes socialistas siempre creen que son superiores al resto y que los españoles vivíamos en Atapuerca hasta que llegaron al poder. Otro éxito del triunvirato de Ábalos, Santos Cerdán y el mamporrero Koldo es que ha destruido la regeneración democrática, aunque ha ayudado mucho Sánchez con la amnistía, la colonización de la Administración, así como con el asalto a las instituciones, los organismos, las empresas públicas y privadas. Los mensajes de estos hampones, más los colaboradores que conocemos y los que están por salir, ponen de manifiesto que la regeneración sanchista era otra mentira. Sus dos secretarios de organización eran auténticos depredadores obsesionados por llevarse la pasta.
La justificación de la moción de censura, defendida por Ábalos, una gran ironía, era combatir la corrupción. Ahora sabemos que era una farsa. Es fácil imaginar qué dirían los palmeros mediáticos del sanchismo si ahora gobernara el PP. Se han instalado en el tradicional «y tú más» para defender lo indefendible. Sánchez tendría que presentar la dimisión por su responsabilidad «in vigilando», porque tenía la obligación de supervisar las actuaciones de Santos Cerdán y de Ábalos. Es lo que exigían, tanto él como la izquierda política y mediática, a Rajoy. En este caso, su responsabilidad es mayor porque no hablamos de un gerente que luego fue nombrado tesorero, sino de sus dos secretarios de organización, que eran sus personas de máxima confianza. Es curioso que no se diera cuenta de la vida disoluta de Ábalos y no se preguntara cómo conseguía financiar ese tren de vida. Los españoles somos tontos, pero no tanto. En este sentido, resulta extraño que nadie le informara de las prácticas corruptas del exministro y su sucesor en la secretaría de organización. Desde luego, no le sacó mucho provecho a la carrera de administración de empresas. Lo suyo no es la gestión.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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