Y volvieron cantando

Campaña de platós

Veremos al presidente y candidato socialista sin limpiarse el maquillaje en una ronda que no parará, entre entrevistas y muy contados debates

Visto lo ocurrido antes, durante y después del 28 de mayo da toda la sensación de que la campaña electoral que arrancará de forma oficial la noche del 7 de julio se va a parecer bastante poco a lo que estábamos acostumbrados a contemplar durante más de cuarenta años de democracia a la hora de pedir el voto. Los pelos dejados en la gatera por la izquierda en general y por el Partido Socialista en particular durante la contienda de municipales y autonómicas ha hecho saltar por los aires todos los conceptos de una estrategia política que se demostró manifiestamente equivocada durante esta reciente campaña del PSOE generando un nuevo escenario de cara a la gran cita del 23 de Julio que va a condicionar de manera inevitable la estrategia del resto de formaciones políticas empezando por el propio Partido Popular, cuya materia gris de Génova-13 trabaja sin descanso día y noche para perfilar una campaña en la que no se trunque la tendencia al alza marcada por la demoscopia cometiendo los mínimos errores y evitando exposiciones gratuitas de un Núñez Feijóo que al mismo tiempo tampoco podrá alejarse de eso que se llama llevar la iniciativa.

Sánchez sabe a estas alturas que el varapalo del «28-M» no pudo evitarse con una campaña de comicios territoriales enfocada en clave de generales, sabe también que los cartuchos que quedaban ya fueron utilizados en el periplo mitinero de estas pasadas semanas, es consciente igualmente de que su presencia en eso que llamamos la calle no acarrea precisamente pingües beneficios –no todo puede fiarse a varios cordones de seguridad–, pero sobre todo sabe que el partido que sí estuvo movilizado para luchar por alcaldías y defender gobiernos autonómicos, ahora está sumido en la melancolía de una derrota que se achaca casi en su totalidad a la gestión del gobierno central. Mítines por lo tanto pocos y muy elegidos en un contexto en el que vender el mensaje solo puede pasar casi monográficamente por los medios de comunicación y muy especialmente por los platós televisivos. Veremos al presidente y candidato socialista sin limpiarse el maquillaje en una ronda que no parará, entre entrevistas y muy contados debates. Tampoco Núñez Feijóo se quedará atrás en lo relativo a los platós, aunque en su caso podrá exhibir más «paseos de calle». Se acabaron aquellas románticas caravanas de prensa. Ahora Mahoma irá a la montaña.