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Choteo constitucional y presupuestos soviéticos
«Jaime Alfonsín, exjefe de la Casa del Rey, denuncia que ‘‘la Constitución se incumple, se inaplica o se instrumentaliza’’»
Jaime Alfonsín, exjefe de la Casa del Rey, muchos años al lado de Felipe VI, acaba de tomar posesión como miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas con un discurso valiente, que será recordado, en el que afirmó que «en nuestros días es un hecho aceptado la falta de respeto a la Constitución. La Constitución se incumple, sin más; en determinadas ocasiones; e inaplica en otras; se interpreta alejada de sus principios fundacionales; o se instrumenta con fines ajenos a su espíritu.» La ruptura, de cara a la galería y a su clientela, de Puigdemont con el Gobierno zanja cualquier posibilidad de que salgan adelante los Presupuestos Generales ¡por tercer año consecutivo! La Constitución, artículo 134, es clara: «Los presupuestos deben presentarse al Congreso al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior; normalmente antes del 1 de octubre.» Es decir, la Carta Magna, en este terreno, se incumple desde hace tres años y la situación puede alargarse. La factoría de argumentos de La Moncloa, que dirige el jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Diego Rubio, defensor de «la ética del engaño», ha alumbrado varias formas de justificar el choteo a la Constitución y prepara otras. Alegan que el texto constitucional habla de «presentar» y no de «aprobar» y, como es imposible hacerlo, no haría falta presentarlos. Muy burdo, pero válido para los más forofos del Gobierno. Desde La Moncloa también intentan difundir otras teorías. Apuntan que en tiempos de fragmentación parlamentaria quizá sería oportuno que hubiera Presupuestos plurianuales. Mencionan, como ejemplo, los de la Unión Europea, con voz y voto de los 27 países miembro, que tienen una duración que oscila entre los cinco y los siete años. Eluden que esa fórmula, por muy de compromiso que sea, tampoco satisface a casi nadie y no es muy operativa. Unos Presupuestos para varios años, por otra parte, tampoco serían constitucionales. Por otra, recuerdan a los famosos y fracasados «Planes quinquenales» soviéticos, implantados a partir de 1928 por Stalin (1878-1953), carentes de cualquier control. En España, los últimos Presupuestos aprobados, en noviembre de 2022, van camino de ser soviéticos, un «Plan quinquenal», que confirma que es un hecho aceptado «la falta de respeto a la Constitución», como dice Alfonsín.
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