«De Bellum luce»

Cita en París por Navidad con Puigdemont

El ex presidente de la Generalitat está ya trabajando para hacerse de nuevo un sitio en el establishment económico español

Carles Puigdemont se siente ya plenamente rehabilitado, aunque siga siendo un prófugo del Tribunal Supremo, y la «normalización» socialista la están empezando a comprar en el Ibex, preocupados por explorar todas las vías posibles para frenar el desarrollo del acuerdo de la coalición. El ex presidente de la Generalitat ha abierto despacho figurado en el extranjero, movible según la conveniencia de los interesados en hablar con él. En París ya hay programada una reunión en estas fechas navideñas con dos destacados nombres del Ibex español.

La política fiscal, y, sobre todo, el futuro del impuesto a las energéticas y a la banca, son los temas de cabecera en la agenda de la élite económica y empresarial, y Puigdemont está dispuesto a escuchar y quiere recibir información de primera mano para tomar luego las decisiones oportunas con los siete escaños que tiene en el Congreso de los Diputados.

La condición que hace que cada escaño sea necesario en esta Legislatura para sacar cualquier reforma en el Congreso ha empoderado de tal forma a Puigdemont que hasta directivos de renombre viajan fuera de España para encontrarse con él, en este caso sin verificadores internacionales como los que gestionarán las mesas de negociación de Junts y ERC con el PSOE.

El ex presidente de la Generalitat está ya trabajando para hacerse de nuevo un sitio en el establishment económico español. Tiene a su equipo de «tourné» por Madrid, trabando alianzas y restableciendo confianzas perdidas por el procés. En Madrid quiere ser el eje de la política económica de esta Legislatura, y que esto le sirva como trampolín en Cataluña para lo que sigue siendo su verdadera obsesión, volver a recuperar la Presidencia de la Generalitat. Los tiempos no los maneja él, dependen de Pere Aragonès, pero si la amnistía se lo permite intentará volver a competir por la silla perdida en 2017.

La «normalización» de Puigdemont, que ha convertido el PSOE en bandera para blanquear la negociación que facilitó la investidura de Sánchez, es un bumerán que puede volverse contra el presidente del Gobierno una vez que el prófugo vea anuladas todas sus causas judiciales. Porque Junts no se estará de brazos cruzados, sino que quiere hacerse notar en la votación de las enmiendas a las leyes de la coalición. Y esto acaba en colapso o en una crisis dentro de la propia coalición. De momento, Sánchez ha recuperado sus maneras amables con la élite capitalista. Ahora parece que quiere que crean que pueden contar con él para lo que necesiten.