El buen salvaje

Colonización

A quién devolvería Yolanda Díaz los restos celtas de Galicia o el tesoro visigodo de Guarrazar

Estaría bien que me devolvieran a África o a tierras fenicias, vivo, pero en un bello sarcófago y el pelo rizado, o tal vez a Roma o Damasco, como oriundo de Gadir o de Gades, nacido a un tiro de piedra del Guadalete, donde la famosa batalla. Soy un producto del colonialismo de estos pueblos que machacaron a mis antepasados, esos bastardos emires o emperadores romanos, ¡Oh, Adriano!, ¡Oh, Adberramán I! que me dejaron aquí a buscarme la vida. Quiero lucir en la vitrina de un palacio Omeya como el trofeo que soy y que un operario pase la mopa por donde piso. Al ministro Urtusum habría que explicarle, como a toda esa corriente que piensa que los colonialistas y exploradores se cuentan a partir del siglo XV más o menos, que durante toda la historia de la humanidad los pueblos se han colonizado unos a otros. A quién devolvería Yolanda Díaz los restos celtas de Galicia o el tesoro visigodo de Guarrazar, que eran de unos señores que llegaron del norte con nombres improbables. Y ya puestos, que entre en liza el Ministerio de Igualdad y pida el regreso de todas las mujeres que se llevaron y que igual hoy sus descendientes están en Noruega.

De esta corriente museística poco sabe la mayoría de los museos españoles, un poco el Museo de América y el Antropológico, pero los demás no descifran qué ha querido decir el titular de Cultura, si hay que cambiar una cartela o si hay que preparar una devolución masiva de objetos que provenían de España, pues los reinos de ultramar no eran lo que se dice colonias al uso, sino parte de la misma Corona y que de allí no se trajeron piezas como los mármoles del Partenón, que sí que deberían devolver, sino más bien lingotes de oro. Borja Villel, el director del Reina Sofía, ya urdió la visibilidad de la huella colonial y lo dejó aún más claro en la remodelación «woke» que hizo en 2021. Al cabo, Urtasum no está inventando nada sino llevando a cabo un plan pendiente que entretiene a las masas y a los críticos. Solo el buenismo sabe dónde acabará el Tesoro de los Quimbayas. Y yo, que también soy un tesoro.