
Julián Redondo
Atlético de Teruel
Se juega el ser o no ser el Real Madrid, esa constelación, el mejor club del siglo XX, el más rico, el que más camisetas vende, el que asoma orgulloso y ufano al «couché» de Forbes, el que materializa cualquier fichaje que se propone –excepto el de Neymar, porque no le salían las cuentas ni tenía suficiente con un cuaderno de cálculo para el reparto de comisiones–, el que con la obtención de la «Décima» suturó las heridas de la era galáctica y, sin embargo, no logra condensar la división aplicada por el cirujano Mourinho dentro y fuera del vestuario ni con la carrera diplomática de Ancelotti. El avasallador y todopoderoso Madrid recibe al vecino que se le ha subido a las barbas, ese descubridor de arietes y explotador de talentos goleadores que invierte en futbolistas con el cuidado y el sigilo del ama de casa en la cesta de la compra, y que vende porque cabalga líder en las listas balompédicas de los morosos de Montoro y debe el doble de lo que vale su plantilla: el campeón de Liga y dos veces subcampeón de Europa, el Atlético de Teruel.
Eclipsado por un adversario superlativo, al Atlético no le basta con enseñar la cartulina de siete partidos invicto ante el rey sol porque de inmediato le recuerdan el minuto 92:48 y le avisan con esta frase que por una ciudad no es de Bogart: «Siempre nos quedará Lisboa». Ni el mudéjar ni El Torico ni los Amantes son reclamos suficientes para constatar que Teruel también existe. Y el 0-0 de la ida, a todas luces un resultado más favorable al anfitrión que al visitante, se antoja que sólo puede causar dolor y pérdida de apetito al campeón europeo si por octava vez consecutiva ese rival aparentemente invisible, eclipsado, saliera indemne de la contienda. Como si a los colchoneros las derrotas les dolieran menos –porque lo canta Sabina–, y sus corazones bombearan horchata, no sangre, y los traspiés merengues fueran tratados en Consejo de Ministros para declararlos zona catastrófica. Cuando el Madrid inicia el curso, sus previsiones se cuentan por «sextetes» y las del Atleti, casi, casi por accidentes. Pero es cierto, hoy es el Madrid el que más se juega.
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