Julián Redondo

Dos portentos

Pasolini: «El goleador es siempre el mejor poeta del año». Apreciaba en cada gol una invención. No hay un gol igual a otro; parecido, sí; idéntico, no. Sólo la frialdad de los números condensa ese instante supremo y lo amalgama. Zarra dejó el del Mundial de 1950 y unos registros eternos... Hasta que Messi y Cristiano irrumpieron en la Liga para convertir la poesía de Pasolini en una sucesión de hazañas. Los 38 tantos del mítico delantero del Athletic en la 50-51 los igualó Hugo Sánchez 39 años después, con cinco partidos más. Pichichis emblemáticos como Amancio y Gárate frenaron en 14 y Quini, en 18. En 1997, el Ronaldo del Barça no pasó de 34. Con Messi y Cristiano se ha iniciado el ciclo de los portentos, con ambos dispuestos a protagonizar cada temporada la madre de todas las batallas en las áreas.

Leo está a dos tantos de superar a la leyenda del Athletic. Podría consumar la hazaña en el Bernabéu, donde ilusos con cara de cachondeo en una noche de farra proponen un homenaje si bate la marca. Sería el peor recuerdo de Messi en fecha tan señalada. Le pitarían los oídos en el cementerio. Un homenaje así, obligatorio porque la gesta es fábula, merece ovaciones encendidas, pancartas de reconocimiento y placa conmemorativa; pero en el Camp Nou. Y quien insista en rendirle tributo en la casa del Madrid vive en Marte. Messi, tres Ligas en la cima, aporta números que sólo Cristiano –15 en 7 partidos– puede mejorar, como los 50 goles de 2012. De ellos es el reino de los pichichis, lugar vedado al Atlético que, por mediación de Tiago, a las 18:44, hora de China, hizo el 1-0 al Espanyol. A las 19:27 llegó el de Mario. Las goleadas de Madrid y Barça son de otro mundo, ni siquiera asiático.