Podemos

Ideas y personas

La Razón
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Andan los de Podemos peleados porque unos dicen que primero son las ideas y luego las personas, y otros que son las personas las que ponen las ideas. Una discusión bizantina que esconde una pura lucha de poder. Más de 300 cargos electos y del partido –partidarios de Íñigo Errejón– lanzaron el viernes el manifiesto «Recuperar la ilusión» para pedir que la segunda Asamblea Ciudadana Estatal sea «más democrática». Mientras, Pablo Iglesias, Irene Montero, Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero dicen que no ven coherente el formato que proponen los partidarios del secretario político, y que siguen con su sistema de debatir y votar proyectos y candidaturas: una única votación, en la que los documentos político, organizativo y ético estén vinculados al equipo de personas que los propone.

Andan los diputados de Ciudadanos enfadados –al menos 22 de ellos, es decir, casi todos– porque dicen que hay un «espacio de bunkerización» entre la dirección y los parlamentarios. Señalan, incluso, que hay una «coraza» alrededor de Rivera que hace que éste no cuente con ellos, y que la comunicación entre dirección y la base es, cuando menos, mejorable. Otro personalismo por encima de las ideas.

Pero el que se lleva la palma es el PSOE. Anda el ex diputado y ex secretario general Pedro Sánchez repitiendo por los pueblos de España –esta semana pasada en El Entrego, en la cuenca minera asturiana– que hay que redefinir el proyecto socialista, pero no desde la gestora, sino a través de una dirección elegida por la militancia: «No cuatro personas reunidas en un despacho». Es decir, que las ideas no son tan importantes como aquellos que las dictan. A ser posible él, que para eso reunió a 1.500 militantes, eso sí, muchos llegados en autobuses desde Madrid, Cantabria y Galicia.

Y anda el PP –para que no falte nadie– estudiando una fórmula para que sus afiliados participen en las decisiones del partido. Dicen que no lo quieren llamar primarias, pero Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de Organización del partido, se está reuniendo con los presidentes autonómicos para llegar a un consenso. Parece que las presidentas de Madrid y Comunidad Valenciana, Cristina Cifuentes e Isabel Bonig, defienden el sistema de un militante, un voto; mientras que el gallego Alberto Núñez Feijóo y el andaluz Juan Manuel Moreno prefieren el modelo actual de compromisarios; e incluso hay otros como Juan Vicente Herrera, presidente del PP de Castilla y León, que proponen una fórmula mixta. Estamos en lo mismo. En dejar la problemática de un partido en algo tan secundario como la elección de las personas.

Algunos me dirán que no son tan secundarias las personas, y quizá esté de acuerdo, pero si las personas son importantes en un partido, en un Gobierno o en la oposición, lo son por sus ideas y principios, y no por la imagen que se hayan trabajado en los medios de comunicación o entre sus colegas de partido. Ya no vale utilizar caras para disimular las ideas o la falta de ellas. Casi todos los partidos españoles están tocados por personalismos, pero llega el momento de las ideas. De decidir si se quiere hacer oposición desde el exterior del Congreso o desde dentro; si se quiere apoyar al Gobierno o seguir viviendo en ese postureo que da rédito electoral; si se defiende la unidad de España o depende desde dónde y cuando; si se suben o se bajan los impuestos; si se defiende o no la vida, también la de los no nacidos; si se apoya o no la Constitución. ¿Habrá algún político que defienda algo que nos atraiga?