Lenguaje

Lenguaje inclusivo

La Razón
La RazónLa Razón

Yo soy un persono dedicado desde mi infancio a los escritos y escritas.

Jamás hubiera tenido el pretensiono de autoproclamarme periodisto. Pero es lo que tiene la escritura y el escrituro diario, que te obliga a mirar a tu alrededor y dar cuento de las conductas y los conductos de nuestros congéneres y congéneras.

Ahora se ha puesto de moda y de modo decir que el idioma y la idiomo son sexistos y sexistas, y que hay que convertirlos en inclusivos sin haber hecho antes mucha reflexiona y reflexiono al respecto.

Pero el lenguaje y la lenguaja se resisten y parecen ser mas bien unos herramientos para comunicarnos.

Se empeñan en no cambiar para ser comprensibles y hacen dudar que puedan ser realmente sexistas o sexistos por sí mismos y mismas.

Da la sensación, diría yo ya, que lo que en todo caso puede ser sexisto o sexista es el uso o la usa que hagamos los humanos y humanas de la lengua y el lenguo.

Ese uso o usa (united states of america) puede ser acertado o acertada, equívoco o equívoca, bobo o boba y hasta inútil o inútila. Porque cambiar letros o letras de sitio puede parecer un buen ideo, pero lo más probable que puede suceder es que se quiera hablar de escritos o escritas y se termine hablando de escrotos.

Eso nos lleva a la situación siguienta que hemos presenciado: ver como nuestros representantes y representantas le han dado una coza colosala al gramático y la gramática.

Y es que, para desasnarse, el primer paso inevitable siempre consistirá en no confundir la génera biológica con la génera gramaticala.

Yo, modestamente, propondría ser más prudento y prudenta a la hora de mezclar el sexo y la sexa con el idiomo y la idioma, no sea que vayamos a hacer la más grandiosa ridícula.

Si este columno les resulta francamente ininteligible, hablen con Irene Montero, diputada en el Congreso y portavoz y portavoza de Podemos.

Ella les explicará y traducirá.

Aunque hay explicacionos y explicacionas que, por más que se insista, suenan a disimulo y disimula para no reconocer que se ha metido el pato con el género y la génera.