Julián Redondo

Licencia para jugar

Diez partidos para el final de la Liga, antes de que el Granada acuda al Bernabéu con el síndrome del matadero y el Celta se encomiende de nuevo a Larrivey en la visita del Barcelona. Carlo Ancelotti está convencido de que puede ganarlos. No es una utopía, ya venció 22 consecutivos en 2014, no hace tanto. Luis Enrique augura por lo menos un pinchazo de los cuatro primeros clasificados en el tramo decisivo. Ancelotti arriesga más y pronostica que el ganador del campeonato saldrá del último partido: Real Madrid-Getafe y Barcelona-Deportivo. Está muy seguro de lo que dice el entrenador italiano que, a partir de la próxima jornada, se enfrentará a un tremendo dilema: Isco o James. De uno y otro jugador ha extraído lo mejor; les exigió sacrificio para defender y ambos respondieron. Les pidió trabajo, entrega, solidaridad, y se vaciaron. Hoy jugará el colombiano, después de dos meses lesionado, y no hay problema en la confección del once porque el malagueño cumple sanción.

En una semana, la decisión peliaguda: mantener al jugador más prometedor del fútbol español entre los titulares o inclinarse por Rodríguez, James Rodríguez, con licencia para jugar desde que le ficharon, en ese lugar donde Isco se ha internacionalizado.

Las exigencias en el Madrid son máximas y las hipotecas, más serias que las del banco. Bale, Benzema y Cristiano, estén bien, mal o regular, disfrutan de un puesto autentificado por el notario. Kroos y Modric hoy por hoy son titulares fijos, luego la competencia entre Isco y James es atroz y corresponde al entrenador elegir. Si el Madrid pierde, haga lo que haga se habrá equivocado. Sólo la victoria le ampara.