PDeCAT

Lo que está por venir

La Razón
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El PDeCAT, independentista, ERC, independentista, Nueva Canarias, nacionalista, Compromís, nacionalista, PNV, nacionalista, Podemos, derecho a decidir y Bildu, sin palabras. Estas son las fuerzas políticas que han apoyado la moción de censura presentada por el PSOE.

En lo que se refiere al eje ideológico clásico están claras sus discrepancias, algunos partidos son claramente conservadores y otros abrazan tesis progresistas. Sin embargo, hay un denominador común a todos ellos: la defensa de la autodeterminación de algunas comunidades autónomas.

La situación puede parecer bipolar, porque esa es, precisamente, la gran diferencia con el Partido Socialista, que es rotundamente contrario a reconocer un referéndum de autodeterminación en un territorio del Estado.

Realmente, la situación era endemoniada para los socialistas. Una vez conocida la sentencia del «caso Gürtel», estaban obligados a asumir su responsabilidad y sacar del gobierno al Partido Popular, se trataba de una cuestión de Estado.

En realidad, la sentencia no hacía más que precipitar el estallido de una herida producida por la corrupción e infectada por demasiado tiempo de inacción, lo que no se resuelve, termina por pudrirse.

Sin embargo, los procedimientos y las formas cobran especial importancia en estas situaciones, porque quien asume la responsabilidad del Estado sobre sus espaldas debe ser inasequible a los ventajismos políticos.

Por eso, el esfuerzo no consistía en llegar a la Moncloa, sino en consensuar una solución a la crisis institucional, manteniendo vetados a los secesionistas, que recobran fuerzas cuando el Estado las pierde.

Sin duda, el nuevo ejecutivo tiene por delante varias tareas urgentes.

La primera es explicar en los foros internacionales porqué en el Parlamento se han utilizado los votos de los que desean lo peor para el Estado español. Y otra cuestión es asegurar a todo el universo político que en el asunto secesionista no hay un milímetro de movimiento en la posición y, además, conseguir que le crean con sus actos.

El resto de legislatura vendrá definida por el ataque y la presión. Los separatistas y nacionalistas presionarán para cobrar su apoyo, son auténticos profesionales porque es lo que hacen siempre. Probablemente Podemos quiera estar fuera del gobierno. Con el ejecutivo socialista gestionando los presupuestos elaborados por el PP, resurgirán de sus cenizas como la auténtica oposición a todo lo demás. Por otra parte, son conocedores del rechazo del Sr. Sánchez a cederles asientos azules en el Congreso, por lo que el relato de la razón por la que no entran a gobernar lo tienen hecho.

Ciudadanos, sabedor de que su futuro electoral depende del fracaso de los socialistas, es el más interesado en el hundimiento del nuevo gabinete, se empleará a fondo.

En estas circunstancias y con las líneas editoriales de los principales medios no muy a favor, va a ser difícil que el Sr. Sánchez se pueda sostener mucho tiempo sin convocatoria de elecciones.

El PSOE debería haber gestionado de manera diferente y con otros socios este proceso en el que cada uno ha ido a lo suyo, en lugar de defender lo común.

Nadie quería elecciones, excepto Ciudadanos, pero unos y otros, lo hacían no por razones de bien común sino por motivos partidistas e incluso de provecho personal.

El Sr. Rajoy ha mostrado, con precisión matemática, todo un manual de lo que no debe hacer un líder responsable y se ha ido dando la espalda al país, dejando profundamente herido al Partido Popular y procurando al PSOE un regalo maldito. Sabedor del apetito voraz de su adversario, ha lanzado su último ataque, una manzana envenenada.

Cuando pase la resaca, es posible que alguien vea con claridad la realidad de lo que se le viene encima y, entonces, se convoquen elecciones.