César Lumbreras

Obama y el «brexit»

La Razón
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Cuando comencé a seguir la información de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y todo el proceso de negociación hasta que España ingresó en la misma (de eso hace ya la friolera de treinta y cinco años), me llamó la atención que los británicos siempre estaban protestando y amenazando con irse, todo ello para lograr un trato especial y diferenciado. Un día pregunté por el asunto a un diplomático español, viejo experto en los asuntos comunitarios. Me lo explicó de forma gráfica: «Esto es como un tren con varias locomotoras, que se van turnando (se refería a Francia y Alemania, especialmente); después, vienen los vagones, con los más europeístas al principio, las rémoras al final del todo y Reino Unido en cola, amenazando siempre con desengancharse o descarrilar». A continuación agregó: «Sin embargo, no lo harán nunca, protestarán, pedirán excepciones a la hora de cumplir las normas, pero siempre estarán ahí; y todo ello, porque Estados Unidos tienen interés en que sigan, porque son su caballo de Troya en el proceso de construcción de una Europa unida». Me he acordado mucho de estas palabras durante las últimas horas, cuando Obama ha leído la cartilla a los británicos, a los que ha recriminado con un «¿qué es eso de salirse de la UE?». Algunos de los aludidos han respondido con un «que se meta en sus asuntos», a lo que el presidente de Estados Unidos ha replicado recordando que los campos europeos están llenos de jóvenes de este país muertos en las dos Guerras Mundiales. En paralelo se han conocido los resultados de las últimas encuestas, en las que los favorables a quedarse en la UE parecen haber ganado varios puntos. Debe ser que una parte de los británicos han empezado a echar cuentas de lo que supondrá para sus bolsillos una posible salida de este club y han llegado a la conclusión de que, por muy mal que se esté dentro, que se está, se encontrarán mejor que fuera.