Alfonso Ussía

¡Pobre Colón!

La Razón
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Eximios historiadores catalanes han descubierto que Cristóbal Colón no era genovés, sino catalán. Me parece muy bien que se aclaren los enigmas de la Historia. Cristófor o Cristófol Coló. Me lo barruntaba desde la infancia. Que para hacer daño a Cataluña, las autoridades del régimen anterior, en colaboración con el conde Ciano, borraron todo vestigio del origen catalán de Colón

Y eligieron Génova de mentirosa cuna. ¿En qué localidad de Cataluña nació Cristófol? No hay unanimidad entre los eximios historiadores. Joaquim Valls i Papiolas asegura que en Arenys de Mar, y su primo Nicolau Papiolas i Marcaró, que en Arenys de Munt. Para colmo, el más prestigioso de los historiadores nacionalistas, Ernest López y Miranda –un pobre charnego–, aporta datos incontestables. Colón nació en Arenys de Pins, localidad que fue destruida en la Guerra Civil por la aviación italiana cumpliendo una orden del conde Ciano. El archivo parroquial ardió por completo y la partida de nacimiento y fe bautismal de Cristófol Coló fue pasto de las devastadoras llamas. De ahí la confusión. Ni de Arenys de Mar, ni de Arenys de Munt. Coló era de Arenys de Pins, pequeña localidad sita al pie de una montaña rodeada de un bosque de pinos que fue bombardeada –creo haberlo escrito previamente–, por la aviación italiana siguiendo las órdenes del conde Ciano, que era un pájaro de cuentas.

Cuando al fin, todos los libros de texto de Historia de España corrigieron la falsedad genovesa, puntualizando que el lugar de nacimiento de Colón o Coló es Arenys –no se especifica si del Mar, del Munt o de Pins para no avivar el fuego–, llega un concejal de la CUP del ayuntamiento de Barcelona y propone, en nombre de su partido, retirar el emblemático monumento a Colón sito al borde del mar, en la agonía de Las Ramblas por considerarlo un enaltecimiento de la Conquista de América. La pretensión del concejal Garganté es sustituir la imagen de Colón por la de unos indígenas americanos desnudos, a la usanza de aquellos tiempos, símbolos humanos de la resistencia contra el imperialismo, la opresión y la segregación indígena. Reparen en la monumental gilipollez que propone el concejal Garganté de la CUP.

La estatua de Colón o Coló en Barcelona es conocida en todo el mundo. Su brazo en alto nada tiene que ver con el fascismo. Forma parte de la estética natural de Barcelona, como la Sagrada Familia de Gaudí, el castillo de Montjuich, el palacio de Pedralbes o Bel y Cía en el paseo de Gracia. Por otra parte, no existió tal conquista. Colón pisó América por primera vez acompañado de tripulaciones, mayoritariamente compuestas por castellanos, extremeños y andaluces, que no superaban el centenar de hombres. Con cien hombres no se conquista América, por mucho que lo lamente el concejal Garganté. Si América se dejó conquistar por cien españoles, los indígenas que eran millones, no valían un pimiento. No merecen monumento alguno, por gallinas. Sospecho que Garganté es concejal poco viajado. Hágalo, y cruce el Atlántico por mar. Puede elegir arribar a tierra en isla o continente. América es una barbaridad grandiosa. Si Colón la conquistó con cien hombres, Colón merece cien monumentos más ubicados en los puntos más visitados de Barcelona. Garganté, y es un juicio de valor porque no he tenido la oportunidad de conocerlo, se me antoja poco leído y transportado. Los barceloneses se sienten, en su mayoría, muy orgullosos con su estatua de Colón, que es más alta y atractiva que la de Madrid. Y por otra parte, me escandaliza que todo un Garganté, un concejal de Barcelona, un representante del independentismo urgente, quiera cambiar, por unos indígenas, al más ilustre catalán de la Historia, Cristófol Coló, de Arenys, ya sea de Mar, de Munt o de Pins.

Más respeto, hombre.