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Francisco Marhuenda
Tiempos nuevos
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El primer mensaje de Navidad de Felipe VI no defraudó. Dentro del margen que le otorga la Constitución, trató con exquisita claridad y contundencia los temas que preocupan a los españoles. Lo hizo desde la independencia que tiene la Jefatura del Estado porque ni puede ni debe ser una institución meramente ornamental. Una cosa es que no asuma posiciones partidistas y otra distinta es que sea tan aséptica que quede desdibujada. Es un equilibrio difícil, pero que el Rey sabe manejar con indudable acierto. A diferencia de lo que ocurre con los presidentes en las repúblicas, que tienen una legítima adscripción partidista, la Corona tiene la ventaja de contar con una independencia que tiene que ser ejercida con tanta prudencia como rigor. El mensaje navideño era la intervención más personal de Don Juan Carlos, al margen de los gobiernos de turno, aunque siempre hizo gala, como no podía ser menos, de esa prudencia institucional. La Corona no puede tomar partido, porque entonces caminaría con paso firme a su desaparición. Los partidos se tienen que sentir cómodos con la institución.
Don Felipe trató los temas que preocupan a los españoles. Es cierto que su reinado coincide, precisamente, con unos tiempos nuevos, aunque se equivocan los que vislumbran en el horizonte una ruptura del sistema. Desde la Transición hasta nuestros días, el sistema se ha ido reformando con gran acierto y no hay nada que haga necesaria una ruptura. Fue contundente con la corrupción, porque España es una gran democracia que no se puede permitir que unos comportamientos aislados empañen la credibilidad tanto del sistema como de la inmensa mayoría de unos políticos que son honrados. Hay corruptos en todas las actividades y no sólo en la política. Otra cuestión distinta es que hay que expulsarlos de la vida pública y los españoles tienen que estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos y que nadie recibe un trato de favor.
La crisis económica es otra gran preocupación, porque los indicadores son muy positivos pero los efectos han sido muy duros. El sistema ha dado respuesta al problema, pero ahora es necesario que la creación de empleo sea constante e intensa. El Estado del Bienestar ha demostrado su solidez así como la solidaridad, pero no hay que olvidar que las reformas emprendidas están dando buenos resultados. La visión catastrofista de la izquierda, movida por intereses electorales, es inconsistente y un grave error. España sigue siendo una de las grandes economías del mundo. Finalmente, fue muy acertado su mensaje sobre el problema provocado por los nacionalistas catalanes. Cataluña nunca ha sido un problema. Es cierto que entre todos construimos un proyecto que respeta la pluralidad desde la unidad.
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