Me confieso sujeto resistente, hasta donde es posible, a las nuevas tecnologías, y lo hago desde el reconocimiento de los avances necesarios en esta era que nos ha tocado vivir. Fui el último de la redacción en abandonar mi vieja, lenta y entrañable máquina de escribir Olivetti, para rendirme a los efectos cautivadores de la informática, del ordenador, en el que no era menester aporrear el teclado para imprimir los caracteres para lo cual bastaba con una suave toque, casi con una caricia para escribir la crónica diaria. Tengo el teléfono móvil más básico que se puede encontrar en el mercado, y cada vez es más difícil sustraerse al milagro del aparato desde el que uno casi puede dirigir su vida.

Pero tal obstinación no me ciega el sentido de la realidad, y esa realidad dice que hemos entrado sin remisión en la era de las nuevas tecnologías, que, curisosamente, tienen la virtud de quedarse viejas de un día para otro. Por eso me parece apasionante que se pueda llevar Madrid metido en un móvil, con tanta información, tantas imágenes y datos en una superficie minúscula.

El Ayuntamiento de la capital ha puesto en marcha una nueva aplicación que permite acceder desde nuestro teléfono móvil a la guía oficial de la ciudad, a la información turística más completa, que facilitará el conocimiento y la situación de todas la posibilidades que tiene Madrid para quienes nos visitan, y también a los propios hijos de esta villa y corte, que en muchos casos precisan de información adecuada para tener idea exacta de los recursos turísticos y patrimoniales con los que cuenta nuestra ciudad.

Desde el móvil podemos saber las frecuencias e itinerarios de los transportes públicos, la localización de espacios culturales, tener acceso a la información de los servicios municipales y recibir en muchos casos la petición recabada, lo que reporta más rapidez y eficacia en la tramitación de lo que tradicionalmente ha sido lenta burocracia administrativa.

Ya podemos gestionar el pago de los parquímetros a través del teléfono móvil gracias a otra ágil aplicación, lo que supone «poner» el papelito a distancia y renovarlo cuando haya expirado el tiempo, en lugar de tener que acumular monedas o andar pendiente de que no se nos agoten los minutos que faltan para la multa.

Saco bandera blanca y me rindo a las nuevas tecnologías. Esto de poder llevar a Madrid en un móvil ha sido determinante para mi conversión.