Aunque moleste
Cuando nada funciona
Elon Musk advirtió: la próxima sequía será «electrica» y colapsará al mundo
Aunque llevamos medio siglo usando la electricidad como fuente de energía, la verdad es que se nos hacía difícil pensar cómo sería el mundo sin ella. Lo hemos podido comprobar. De pronto todo cambia por completo. Hay gente que se ve atrapada en los ascensores, el tráfico urbano se paraliza al dejar de funcionar los semáforos, se quedan por supuesto sin luz eléctrica las viviendas, pero también sin teléfono y sin aire acondicionado, sin televisión, sin ventiladores, sin frigoríficos para conservar los alimentos, sin lavadoras para limpiar la ropa, sin batería para los teléfonos móviles, sin Internet y sin ordenadores, sin ningún tipo de cacharro eléctrico ni calefacción eléctrica, ni caldera de gas, pues aunque funcionen con gas natural o gas propano de origen petrolero, su activación es completamente eléctrica y necesitan de la electricidad para iniciar la combustión, bombear el combustible y distribuir el calor.
El problema de los apagones es que han servido para mostrar nuestra vulnerabilidad. Algunos hablan de un «Pearl Harbor electrónico», un apagón informático, que es lo más grave, puesto que las redes digitales controlan también el encendido y apagado de la red eléctrica, que colapsa poniendo en peligro las infraestructuras económicas y sociales de cualquier país. Y es que la sociedad actual depende cada vez más de los ordenadores y de Internet para el intercambio de información, transacciones comerciales, operaciones bancarias, cajeros automáticos y servicios básicos. Los cortes de luz producen graves perjuicios en las autopistas de la información. Las operaciones en el ciberespacio están hoy multiplicando la demanda de electricidad, dado que el consumo eléctrico de la IA es cada vez mayor.
Si el apagón es digital, el pánico puede ser global, dice Esther Paniagua en su libro «Error 404», en el que sostiene que es altamente probable que Internet colapse en algún momento y que todo deje de funcionar. No solo ella, también importantes científicos aseguran que la redes son vulnerables. Los apagones en WhatsApp, Facebook o Instagram están a la orden del día. El pánico puede ser global porque las redes son globales, están interconectadas y lo que sucede en Silicon Valley nos llegan a nosotros en segundos. Alguien podría decir que es una probabilidad remota, pero ya vemos que no. Puede ser remota una tormenta solar magnética o un meteorito, que tendría las mismas consecuencias, pero el apagón se puede producir también por un accidente en las redes submarinas de fibra o por un ciberataque de guerra híbrida, o armas de pulso electromagnético, que nos llevarían en segundos a la Edad Media, dejándonos sin luz, sin energía en hospitales, gasolineras y supermercados. Si Internet no funciona no podemos pagar con el móvil ni con tarjeta, solo en efectivo, aunque tampoco van los cajeros. Y nuestra memoria, archivos, bancos de datos, cada vez más en la nube y menos en la cabeza, se vería igualmente afectada.
Elon Musk nos advirtió hace pocas semanas sobre una inminente «sequía eléctrica» que podría generar un colapso global debido a la creciente demanda de energía, especialmente para la Inteligencia Artificial (IA) y los centros de datos. Musk dijo que la red eléctrica no puede sostener la creciente demanda, y que la escasez de componentes y transformadores de potencia está agravando la situación. Algunos le llamaron alarmista.