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Un cupo carlista del siglo XXI
«Cataluña y Madrid no están infrafinanciadas ni sobrefinanciadas, la diferencia está en cómo gastan una y otra»
Thomas Jefferson (1743-1826), tercer presidente de los Estados Unidos y el principal redactor de la Constitución estadounidense, recomendaba: «No gastes tu dinero antes de ganarlo». Pedro Sánchez intenta gobernar rehén, entre otros, de los «indepes» Puigdemont y Junqueras. Por eso, la semana pasada, en el foro del Cercle D’Economia, en Barcelona, mientras el mundo vivía pendiente del Cónclave que eligió Papa a León XIV, habló de Cataluña como de una nación. «Los políticos no actúan al azar; sus decisiones responden a objetivos concretos que, en muchos casos, no buscan maximizar el bienestar de los ciudadanos, sino atender otros intereses», escribieron Gary Becker (1930-2014), premio Nobel de Economía y su colega Casey Mulligan. Casi al mismo tiempo que el inquilino de La Moncloa doraba la píldora a los «indepes», Jesús Fernández Villaverde y Francisco de la Torre publicaban su libro «La factura del cupo catalán: privilegios territoriales frente a ciudadanía». Defienden y demuestran –con datos– que «Cataluña no está infrafinanciada», sino que «Cataluña gasta en exceso desde hace años». Los autores saben de lo que hablan. El primero es catedrático de economía de la Universidad de Pensilvania y el segundo es, entre otras cosas, Inspector de Hacienda, después de haber sido el número uno de su promoción. Su libro, muy accesible –para curiosos y para quienes tengan la mente abierta y carezcan de prejuicios previos– es revelador y, para muchos, resultará impertinente. Eso no impide que explique y detalle verdades como puños. «Madrid y Cataluña –escriben–, reciben del sistema lo que deberían recibir. Ninguna de esas comunidades está ni infrafinanciada ni sobrefinanciada». La diferencia está en cómo gastan una y otra y que «la financiación singular», que el Gobierno parece proclive a conceder, conduce a «una confederación asimétrica. Este modelo –subrayan los autores– era el ideal de los carlistas del siglo XIX», que retrotrae a «una concepción feudal de la política». El cupo, por otra parte, como explica también el economista socialdemócrata José Carlos Díez, «no mejorará la vida de los catalanes, especialmente la de los más jóvenes». Y es que no hay que gastar el dinero antes de ganarlo, como ya sabía Thomas Jefferson.
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