Cuartel emocional
Declaración de intenciones
Vivir y actuar a contracorriente de nuestras convicciones debe ser muy humillante
Que nadie se asuste porque esta columna no es una pizarra para hacer una declaración de intenciones, sólo es un pequeño rincón de amigos donde se comenta por lo general en clave de humor y tomado por lo cínico, lo irónico y hasta por lo lírico, lo que acontece dentro y fuera de nuestra tierra a la que amamos a pesar de las gentes que la pueblan. La tierra es lo más grande, se la respeta poco y no se la quiere lo suficiente, pero ya se sabe que esto es así, o sea que no le vamos a dar más vueltas. En cuanto a la manifestación que titulan estas líneas no podemos dejar de evidenciar que vivir y actuar a contracorriente de nuestras convicciones debe ser muy humillante; así debe sentirse Yolanda Díaz siendo como es contraria al rearme y a las políticas que Sánchez ha anunciado esta semana. Lo que pasa es que ir a contracorriente del amo supremo, supone abandonar el coche oficial, los escoltas, los modelos (en Galicia la llaman “trapiños”), y todos esos privilegios que la ponen cachonda. Lo mismo que asistir al funeral del Papa. ¿Cuándo ella soñó desde su Fene natal que eso podía llegar a suceder? Por eso, si hay que bajarse las pantaletas, las culottes, se bajan hasta el suelo y aquí paz y después gloria. Sin embargo, en el último momento, la caída de pantalones no ha sido por parte de “trapiños”, sino por la del que okupa la Moncloa, que, con la presión del comunismo en bloque –el de izquierda unida colaboró hablando de los distintos “escenarios” que se podían dibujar si Sánchez y el tal Marlaska continuaban en su insistencia de comprar balas a Israel-, veía tambalearse su gobierno Frankenstein, ese que va le a mantener con el dato récord de que, en toda la legislatura, no habrá presupuestos, algo inusitado en la historia de la democracia de este país. También la humillación de Marlaska, desautorizado por enésima vez para salvar la crisis de Gobierno por las armas israelíes, ha sido suprema, pero, claro, el ministro está acostumbrado, y ahí lo dejo para no salirme de madre, que me conozco.
Lo del Papa ha sido tan genial como cansino. Genial por ver a Bolaños convertido en la señora viuda de Bergoglio, en una declaración institucional de luto en la que no regateó en detalles: pelo limpio –cosa poco frecuente-, traje oscuro, corbata negra, tono grave, luctuoso, ojos húmedos… Nunca se viera nada parecido en homenaje al Papa de los pobres; ya se sabe que los ricos, en lo que duró este papado, no tenían derecho a Papa, como bien preguntó mi amigo Alberto E. al padre Ángel, la persona a quien más le gusta una foto al lado de un poderoso y las páginas de la prensa rosa, por eso, al igual que Francisco, no regatea medios para estar al lado de dictadores acaudalados tipo Maduro que no cejan en su empeño de crear pobreza. Quizá el próximo domingo tengamos ya nuevo inquilino en el Vaticano. El candidato que más cara de Papa tiene es Omella, Arzobispo de Barcelona, aunque yo apostaría por uno más conservador, como el congoleño Ambongo. La Iglesia Católica necesita serenarse un poco y regresar a las hechuras que dispuso su fundador, nuestro Señor Jesucristo.
CODA. El que se va a hartar de vender libros es Javier Cercas con su reciente publicación “El loco de Dios en el fin del mundo”, y yo me alegro. El talento de un escritor hay que premiarlo con la difusión de sus obras, y ésta, de seguro, que va a traspasar fronteras. Somos muchos los católicos en el mundo.