
Y volvieron cantando
La desbandada
Puigdemont necesita recuperar aliento político para su partido y ya sabe sobradamente que eso no pasa por seguir apoyando a Sánchez
Lo de Puigdemont y Sánchez empieza a parecerse a la conversación telefónica de pareja, «anda, cariño, porfa, cuelga tú», y es que a Junts le están robando desde la propia Cataluña lo que hasta ahora les investía como repartidores de carnets de «botifler» o de buen patriota. Han entrado en pánico, ya saben, esa fase en la que las agujas y relojes del tablero de mandos empiezan a enloquecer y el morro de la nave apunta cada vez más hacia el descontrolado descenso en picado. La alianza catalana de Sílvia Orriols no para, demoscopia en mano, de comerle expectativas electorales a Junts, convertido en el mejor caladero para quienes pescan discursos populistas trufados de xenofobia identitaria. Puigdemont necesita recuperar aliento político para su partido y ya sabe sobradamente que eso no pasa por seguir apoyando a Sánchez, ni siquiera ante la eventualidad de que el jefe del actual y renqueante Gobierno entregue a Cataluña las pocas joyas que quedan de la abuela haciendo saltar por los aires la igualdad territorial, sobre todo, porque quien acaba recogiendo esas nueces no es tanto Junts –ni siquiera Esquerra– como el PSC que podría mantener a Illa durante unos cuantos años más al frente de la Generalitat casi sin despeinarse.
La sensación general hoy entre los socios del bloque Frankenstein recién superado el ecuador de una legislatura inane es la de un Gobierno mantenido con respiración asistida, sin poder sacar adelante ni Presupuestos ni grandes iniciativas parlamentarias y, lo que es peor, acosado por la sombra de la corrupción. Sensación que para muchos vaticina una entrada en colapso a partir de la próxima primavera incluidos vientos electorales y que, por lo tanto, ya posiciona –en esto se encuentra Junts– a quienes prefieren vender ante su feligresía el argumento de que «soy yo quien pone fin a esto, porque así no podemos seguir». La desbandada puede marcar el arranque del próximo año, máxime si estamos ya metidos en las harinas electorales de varias autonomías. El adelanto de comicios por parte de Guardiola en Extremadura, además de sobradamente justificado por la extrema debilidad de sus oponentes socialistas, pasa también por el mensaje en clave nacional de que sin Presupuestos lo idóneo es acudir a las urnas. A la indigencia parlamentaria de Sánchez, sus socios ya le han puesto titular: «Si te he visto, no me acuerdo, por mucho que te agarres al sillón».
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