Gobierno de España

La «alianza antiPP» no crece en votos

La precaria calidad de los sondeos del CIS bajo el mando de José Félix Tezanos –veterano miembro de la comisión ejecutiva socialista hasta que fue obligado a dimitir–, tal y como han sido calificadas las encuestas, ahora mensuales y no trimestrales, del centro demoscópico por los especialistas, parece que empieza a corregirse. Si el sondeo de septiembre del CIS el PSOE sacaba diez puntos al PP, ahora, según otras valoraciones, como el que publicamos hoy en LA RAZÓN, esta diferencia se acorta sensiblemente. Era realmente anómalo que perdiendo fieles y cayendo en voto y simpatía mantuvieran tal ventaja. Pedro Sánchez ganaría las elecciones con un 26,5% de los votos, frente al 26,3% que obtendría Pablo Casado. Es una diferencia de 0,2 décimas, lo que supone un empate en el número de escaños, que oscilaría en los 106-107. Por un lado, Casado ha podido frenar la situación en la que había quedado el PP tras su traumático abandono de la Moncloa y, por otro, todo indica que la debilidad del Gobierno está empezando a pasar factura. Diseñado para una estrategia comunicativa con poco fondo más que de gestión, no acaba de concluir las líneas maestras, si las hubiere, de su mandato. La radicalización del PSOE en políticas que complazcan las peticiones de Pablo Iglesias le obliga a alejarse de su electorado más moderado, giro que sólo beneficia a Podemos. La formación morada ha recuperado 1,2 puntos desde que saliese adelante la moción de censura, pese a un declive que le haría perder 23 escaños de los actuales 71. Que Iglesias venda ante los suyos que actúa como un vicepresidente «in pectore» limpia la imagen de un gobernante incapacitado para la política real. Otra cosa muy diferente es que ésta se concrete en algo sustancial. La pieza clave, la aprobación de los presupuestos, está estancada y, de salir adelante con los apoyos que llevaron a Sánchez a la Moncloa, no diría nada bueno de quienes han tenido que negociar el voto con los que van a ser juzgados por los graves sucesos que llevaron a la proclamación de la independencia de Cataluña. Por su parte, la Comisión Europea no confía en las estimaciones españolas y rebajó su previsión de crecimiento para España hasta el 2,6% en 2018 y el 2,2% en 2019, y elevó su proyección de déficit público para ambos ejercicios, hasta el 2,7% y 2,1% del PIB, respectivamente. Pero no nos engañemos, si los presupuestos no salen adelante, Sánchez no convocará elecciones, lo que nos situaría en un escenario inédito: gobernar con las cuentas que se negó a votar. Sánchez se ha propuesto prolongar la legislatura con el único objetivo de beneficiarse de la tribuna del Gobierno hasta que pueda contar con una mayoría que le asegure la reelección. La «nueva mayoría» que invocó el PSOE para justificar llegar a la Moncloa con los partidos que habían llevado al Estado Derecho al precipicio ni crece ni se consolida. Los 180 votos que obtuvo Sánchez no comparten más objetivo que expulsar al PP del Gobierno y, como prueba de ello, es que en caso de elecciones se volvería a reproducir, pero ni con un escaño más. El futuro del Gobierno va a depender del resultado de las elecciones andaluzas de diciembre y de cómo resolverán los comicios tanto PP como Ciudadanos. 2019 se iniciará con el juicio a los independentistas catalanes, un escenario que será muy difícil de gestionar para el Gobierno y difícil de entender para su electorado más centrado. La presión será fuerte por parte precisamente de los partidos que llevaron a Sánchez al Gobierno y ésta sólo podrá ser frenada por el consenso entre los partidos constitucionalistas. Paradojas de la política.