Ceuta

Lucha contra la yihad

La amenaza del yihadismo es global, afecta a todo el mundo, de manera especial a las democracias occidentales y a los países acosados por las facciones más integristas del islamismo, y, por supuesto, también a España. Sus métodos de acción, la irracionalidad de su violencia y el empleo de suicidas para cometer sus discriminadas masacres nos hacen a todos vulnerables. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron la prueba de que se había puesto en marcha una guerra planetaria que nadie previó, o no con la crudeza con la que se mostró en los ataques a las Torres Gemelas. Años más tarde, el 11 de marzo de 2004, Madrid sufrió el peor atentado de nuestra historia, que dejó 192 muertos y casi 2.000 heridos. El mensaje no pudo ser más claro: España figuraba entre sus objetivos prioritarios. Como publicamos en la edición de ayer de LA RAZÓN, recientemente tres yihadistas españoles han participado en atentados del Estado Islámico (EI) y uno de ellos se inmoló en una de estas acciones, lo que añade una nueva vertiente al problema: no sólo somos objetivo de los atentados, sino que en nuestras ciudades son captados muchos de estos terroristas. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se refirió ayer a este fenómeno: «Contamos por decenas los desplazados a combatir», dijo, que son trasladados a Siria o Irak. Por no hablar de los llamados «lobos solitarios», que regresan de países en conflicto dispuestos a atentar o a llevar a cabo acciones como los atropellos cometidos en Francia o el reciente secuestro de Sídney. El ministro, que sobre este asunto está en permanente contacto con Mariano Rajoy, es consciente de que el yihadismo es el mayor reto de seguridad al que nos enfrentamos y que, además de contar con unidades antiterroristas experimentadas y preparadas, es necesaria la colaboración internacional. En este sentido, las relaciones con Francia y Marruecos son intensas y constantes. Con nuestro vecino del sur compartimos las fronteras de Ceuta y Melilla, dos ciudades en las que se ha detectado el alistamiento de yihadistas para combatir con el EI. La frontera que nos separa del terrorismo internacional, ahora representado por el EI, cuyas bárbaras decapitaciones han sido difundidas al mundo entero, es cada vez más difusa y, por lo tanto, global. Internet se ha convertido en un centro de captación, adiestramiento, búsqueda de fondos y adoctrinamiento, con el riesgo, además, de que pueden acceder a personas cada vez más jóvenes. Ha sido constante la desarticulación y detención de yihadistas en nuestras ciudades, que actuaban aprovechándose de la cobertura que ofrecen las mezquitas, como ha ocurrido recientemente en Madrid en la de la M-30, pero todo hace pensar que las medidas de seguridad deberán extremarse porque el enemigo está ya dentro de casa.