España

Luz al final del túnel

Tres importantes medios de comunicación extranjeros de distinto ámbito –el periódico británico «Daily Telegraph», el alemán «Süddeutsche Zeitung» y la cadena norteamericana Bloomberg– coincidían ayer en el diagnóstico del primer año de Gobierno de Mariano Rajoy: España ha conseguido frenar la caída de la economía. Es un análisis que también comparten las autoridades financieras de la UE y que comienzan a confirmar algunos datos macroeconómicos positivos. Por ejemplo, el pasado mes de octubre, nuestro país registró su mejor balanza comercial desde 1972, año en el que se inició la serie estadística, con una tasa de cobertura récord del 86,8 por ciento. Si a esta cifra le añadimos que tanto la balanza por cuenta coriente como la de pagos han cambiado la tendencia y están en positivo, es decir, que ya no dependemos de la financiación exterior, se puede afirmar sin pecar de optimismo que el profundo ajuste operado en la economía española comienza a dar frutos. Por supuesto, estos datos no significan, por sí mismos, que hayamos superado la crisis, pero indican que el camino emprendido era el correcto. El coste inmediato para las empresas y las familias ha sido tremendo, con los índices de desempleo a la cabeza, y el futuro se presenta difícil, con unos niveles de consumo interno incapaces de despegar. Pero, como recordaba Mariano Rajoy en LA RAZÓN, tanto el Estado como las empresas, y las mismas familias, se están desendeudando a un buen ritmo, que es uno de los objetivos inexcusables para volver a la senda del crecimiento. Ayer, los distintos portavoces del Gobierno prefirieron poner el acento más en las dificultades que atraviesan estas Navidades muchos de nuestros ciudadanos que en los indicios positivos que surgen en el horizonte. Probablemente, es lo que cabía hacer, porque la situación sigue siendo grave y va a exigir nuevos esfuerzos que profundicen en la reforma de un sistema productivo que siempre se ha comportado como una máquina de destrucción de empleo cada vez que surge una crisis. Ése es, sin duda, el cambio profundo que se está acometiendo y que es imperativo que tenga éxito. Pero frente a esta realidad, que exigiría la colaboración leal de todos los agentes institucionales, nos encontramos con una campaña de vídeos y comparecencias de los sindicatos mayoritarios y del PSOE de una demagogia que roza el ridículo. Ha tenido que ser el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero quien devuelva la racionalidad al disparate declaratorio en que se ha convertido su partido, al exponer su opinión sobre los pros y los contras de la política económica del Gobierno, reconocer coincidencias en el diagnóstico y, sobre todo, recordar que la situación de España exige la colaboración de todos.