A pesar del...
La familia Mitchell
Salvan a la humanidad, pero lo hacen porque son una familia, y porque mantienen siempre el respeto y el cariño, por encima de cualquier diferencia
Hace un par de años, la película de dibujos animados de ciencia ficción, The Mitchells vs. The Machines, producida por Sony y dirigida por Mike Rianda y Jeff Rowe, fue un gran éxito para Netflix. Considerada muy avanzada por su mensaje progresista, en realidad es avanzada por su mensaje conservador. El vetusto tema del peligro de la tecnología se convierte en la pantalla en un canto a la familia, los sentimientos y la creatividad del ser humano.
El drama se desata no porque las máquinas sean diferentes de las personas, sino porque son iguales a ellas. Un empresario tecnológico decide declarar obsoleta a su asistenta de inteligencia artificial, PAL (colega en inglés), y reemplazarla por unos robots. La propia PAL se rebela y logra que los robots se lancen a perseguir a los humanos y a arrojarlos al espacio exterior. Queda solamente la familia Mitchell para salvar el mundo de estas máquinas rencorosas.
La familia es aquí la protagonista, y está integrada por héroes improbables, lo que vuelve la historia tierna y emocionante. Los críticos subrayaron que uno de los integrantes es LGTB, pero la clave es que todas sus características y diferencias son elaboradas en el seno familiar con la unidad como valor fundamental que se sobrepone a cualquier otra faceta, como también sucede con otro rasgo importante en una película de este tema, que es la brecha tecnológica, simbolizada por el padre, que cree que la herramienta imprescindible para enfrentarse al mundo moderno es un destornillador –al que, ciertamente, encuentra un buen uso.
La película es entretenida, inteligente y graciosa, y aunque los más «woke» disfrutarán con el personaje de Katie y con la advertencia que se hace sobre las empresas monopólicas «no reguladas», lo que prima es la familia y sus valores, se habla de rezar, se ríen los Mitchell del lenguaje «ofensivo», y se reivindica la unidad de la familia constantemente. En efecto se aconseja a los padres que afronten con apertura de miras el crecimiento de sus hijos, tan diferentes a ellos, pero con una capacidad de crear e innovar que debe ser apreciada, y a los hijos se les urge a que nunca ignoren a sus mayores.
Salvan a la humanidad, pero lo hacen porque son una familia, y porque mantienen siempre el respeto y el cariño, por encima de cualquier diferencia.
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