
Sin Perdón
El fracaso de la flotilla antisemita
«En lugar de movilizarse por la paz y buscando un acuerdo entre las dos partes, han preferido ponerse del lado de aquellos que provocaron la guerra»
Las últimas semanas han puesto sobre la mesa el viejo antisemitismo que desde hace casi dos mil años ha justificado el odio al pueblo judío. Es fácil escuchar esas frases sorprendentes donde se afirma que algún fundamento tendrá que tantos países estén en contra de Israel. Desde la televisión pública, controlada por los sanchistas, se ha tenido material para que los programas informativos dejaran en un segundo plano los procesos judiciales que afectan a la mujer del presidente del Gobierno. La realidad es que la misión publicitaria que beneficia al gobierno terrorista de Gaza, controlado por los terroristas de Hamás, terminó siendo un fracaso con 44 barcos interceptados y más de 400 activistas defensores de los palestinos detenidos. Su viaje a Gaza no tenía otra misión y, desde luego, no iban a condenar a los terroristas de Hamás. Lo que querían era insistir en la mentira del genocidio. No les basta hablar de matanzas, aunque también es una mentira comúnmente extendida por aquellos que temen los ataques de la izquierda radical. Los activistas de la flotilla no querían llegar a puerto y desembarcar las provisiones y medicinas, sino su detención y posterior expulsión para regresar como «héroes» de la libertad.
La realidad es que no ha habido ningún heroísmo, sino una prolongación de las vacaciones de verano haciendo un periplo por el Mediterráneo. En lugar de movilizarse por la paz y buscando un acuerdo entre las dos partes, han preferido ponerse del lado de aquellos que provocaron la guerra. El 7-O no fue un acto terrorista, sino una acción militar de exterminio genocida realizada por el ejército del gobierno de Gaza. Por tanto, no se puede ni minimizar lo sucedido ni situarlo como un acto aislado, sino que el objetivo de los dirigentes de Hamás y de Irán que autorizó la masacre era provocar una guerra e impedir que se avanzara en los planes de paz. Al igual que se produjeron manifestaciones sobre la guerra de Afganistán y luego de Ucrania, ahora toca salir contra Israel, que fue el país agredido. Por supuesto, no tardaremos en ver que cae en el olvido. Mientras tanto, Sánchez aprovechará el conflicto para agitar el antisemitismo, atacar a la oposición y radicalizar la política española por intereses estrictamente personales y partidistas.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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