V de Viernes
Hackeando a la muerte o el fin de la edad humana
Los profetas de la inmortalidad vaticinan que en 2045 será posible superar a la muerte gracias a los avances en Inteligencia Artificial
De pequeños nos dijeron siempre que en la vida nada es seguro, salvo la muerte. A día de hoy se puede vivir un poco mejor llevando una vida saludable, evitando daños irreversibles en nuestras células o regenerándolas con una alimentación más natural, restricción calórica, uso de suplementos, la rilmenidina, etcétera. Pero sigue vigente el principio de la «muerte segura».
De un tiempo a esta parte, empero, han surgido profetas de la inmortalidad como José Luis Cordeiro, David Wood, Aubrey de Grey y Michael Rae, entre otros. Todos hacen fortuna con libros como Muerte de la Muerte o El Fin del Envejecimiento. El venezolano Cordeiro, por ejemplo, anuncia la buena nueva de que estamos ante los últimos tiempos de la edad humana, dado que se va a poder superar a la muerte no más tarde del año 2045 gracias a la siguiente acumulación de circunstancias: el hecho cercano de que la Inteligencia Artificial (IA) ultrapasará a la Inteligencia Humana; la posibilidad de que los humanos tengan un neuro- córtex exterior conectado a esa IA, que llegará a suponer una quinta o sexta parte del cerebro; la posibilidad de actualizar nuestro cerebro-maquina cada 4 o 5 años igual que el hardware del teléfono móvil; los avances en nanotecnología, biotecnología, infotecnología y cognotecnología (NBIC) que «empujan a la humanidad a la era transhumana»; o el hecho cercano de diseñar a los hijos en laboratorios/ granja con úteros sintéticos que alumbrarán la nueva especie «a la carta». Casi todo esto lo hemos visto alguna vez en películas, a veces de fantasía, a veces de terror, pero siempre nos pareció algo irreal.
La novedad ahora es que lo cuentan intelectuales, ingenieros, biomédicos o transhumanistas como Yuval Harari, que vende millones de libros y expone sus teorías en el Foro Económico Mundial apadrinado por su mentor, Klaus Schwab, vaticinando que el poder del hombre va a ser trasladado a las computadoras, de manera que los humanos que no se conecten a la IA constituirán una «clase inútil» mantenida a la postre con un salario universal, del que ya hablan sin empacho Marck Zuckerberg o Elon Musk. Una «clase inútil» humana mortal, frente a los máquinas- transhumanos inmortales. ¿Cómo así?. La IA creará réplicas exactas del cuerpo a través de biosensores insertados en nuestro interior. Los transhumanos resultantes tendrán la edad que deseen (aspecto de 25 años con 120 de edad real, por ejemplo), sus «piezas» serán siempre nuevas y repuestas, sus cerebros reseteados y actualizados. Ya se flirtea hoy de hecho con los Avatares y Gemelos Digitales, que hablan, gesticulan y piensan como uno mismo, y vivirán cuando nosotros dejemos de existir. En Corea, USA, China y Japón los tienen. Aquí llegarán pronto. Un tipo de inmortalidad que es en realidad «tecnológica». Inimaginable hace nada. Aunque la cruda realidad de hoy en el mundo es que sigue habiendo un exceso de mortalidad global tan inexplicada como inquietante.
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