
Tribuna
Hispanidad hoy
Es hora de recordar con orgullo que San Agustín de la Florida fue la primera ciudad del norte, fundada por Pedro Menéndez de Avilés en 1565

La conmemoración del descubrimiento de América, que hemos distinguido como nuestra propia Fiesta Nacional, sigue viva. A diferencia de otros países que eligieron para este día revoluciones, guerras, guillotinas («aux armes citoyens») o eliminación de dinastías, nosotros elegimos una fecha que habla de nuevos horizontes, de gestas, impulsos, valentías, riesgos, ilusiones. Por supuesto, con luces y sombras. Porque mientras la Corona dictaba leyes protectoras para gentes de unas nuevas razas, sobre el terreno prevalecían muchas veces ambiciones no precisamente honradas de las que nos hablan nuestras Ordenanzas militares. Importante el papel de la Iglesia Católica denunciando abusos ante la Corona. Y más de un gobernador perdió su puesto e incluso su cabeza, por no respetar aquel benefactor conglomerado de Leyes de Indias. El impulso de aquellas generaciones que reconquistaron la antigua Hispania romana, ya un mosaico de pueblos y lenguas, se deslizó a nuevas tierras americanas y asiáticas. Hablamos de cuatro siglos de convivencia, de hermanamiento, de mestizaje, como se viene destacando recientemente. Es la gran diferencia del momento actual, vista desde la atalaya de mis años. En mi juventud, Hispanidad entrañaba el concepto de madre, de «madre Patria». Hoy ha evolucionado positivamente, buscando la cercanía del hermanamiento, de este mestizaje, conceptos reforzados hoy con el reflujo de nuestros hermanos hispanoamericanos que vienen a España buscando también nuevos horizontes. ¡Y continuará el mestizaje!
Lo resaltó nuestro Rey recientemente en Arequipa: «La casa que hemos levantado entre todos, hoy se nutre de hermandad y de cultura para este mejor futuro que anhelamos». Para reiterar: «Vivimos en un mundo mestizo. Ninguna lengua nació para ser barrera ni muro». Aquí podríamos referir los testimonios de respeto que encontramos en siglos pasados y que permitieron que lenguas como el náhuatl, quechua, guaraní, aimara, maya, zapoteca, mixteco u otomí sigan aún vivas, hermanadas con el común castellano. ¿Recuerdan alguna lengua nativa que siga viva en la América del Norte? A aquellos primeros escritores mestizos se refirió recientemente el presidente de la RAE Muñoz Machado: cronistas de Indias, mestizos y sacerdotes que permitieron que la cultura incaica no desapareciera de la memoria.
Próximo el año 2026, en que los Estados Unidos conmemorarán los 250 de su fundación, será un buen momento para relanzar con fuerza nuestro legado, normalmente asociado al centro y sur del continente americano, más clara y conocida hoy su influencia en el del norte. Porque la Real Provisión de Isabel de Castilla prohibiendo la esclavitud es de 1500; las Leyes de Burgos prohibiendo vejaciones a los indios, otorgándoles derechos, son de 1512; la Real Cédula aprobando los matrimonios mixtos de 1514 (1); las Leyes Nuevas reconociendo los derechos de los indios de Carlos I, de 1542; la primera universidad americana fundada en Santo Domingo en 1538. Súmense a ello todas aquellas primeras imprentas, hospitales, códigos, urbanismo, arte y pensamiento que hoy identificamos como hispanoamericanos, fruto de esta simbiosis. Y es hora de recordar con orgullo que San Agustín de la Florida fue la primera ciudad del norte, fundada por Pedro Menéndez de Avilés en 1565, y el Camino Real de 2.500 kilómetros que unía México con Santa Fe es hoy Patrimonio de la Humanidad reconocido por la Unesco.
En una magnífica obra recientemente publicada, «1776; We, the Hispanics», una incansable luchadora por esta causa, Eva García, nos recuerda: «Dos tercios de los actuales Estados Unidos pertenecieron al Virreinato de Nueva España (1535-1821): diez de ellos en su totalidad (California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington y Florida); otros seis, parcialmente (Idaho, Montana, Kansas, Oklahoma, Wyoming y Luisiana)». Nos recuerda cómo «una expedición mestiza integrada por un español, un criollo, dos africanos, un mestizo español-indio, ocho mulatos españoles-africanos y nueve indios nativos, fundaron el pueblo de Nuestra Señora de los Ángeles del Río Porciúncula, hoy conocida como Los Ángeles, a secas». Y nos habla de Gálvez, de Miralles, de Ferragut. Sigue la senda iniciada por Elvira Roca Barea, también de impagables esfuerzos, defendiéndonos de hispanofobias y Leyendas Negras nacidas en el XVI ligadas al desarrollo del Humanismo –lo que aún le proporciona cierto lustre intelectual– y de nacionalismos luteranos más basados en sentimientos nacidos de intereses comerciales y políticos que en hechos constatados.
El próximo año 2026 nos dará la oportunidad de relacionar la independencia de las Trece Colonias en 1776 con la celebración de la XXX Cumbre Iberoamericana a celebrar en Madrid. Buena coincidencia para resaltar que «necesitamos más orgullo, más verdad y mucho más coraje para defender lo que fuimos y la huella que dejamos», como nos recordaba recientemente Joan Huguet en nuestra rica prensa local. (2). «La historia, como la dignidad, –resume– no se negocia; se defiende».
(1) En los EE.UU. no se aprobó hasta 1967.
(2) Diario «Menorca». 27.10.2025.
Luis Alejandre Sintes, es general (r). Academia de las Artes y Ciencias Militares.
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