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Canela fina

Intereses de la deuda, tercera partida de los PGE

«Los intereses de la deuda superan a partidas presupuestarias como defensa, desempleo, sanidad o educación»

En el año 2023 los intereses de la deuda pública se elevaban a 31.275 millones de euros. A nadie debe extrañar lo que ha ocurrido después. Conviene no olvidar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está dispuesto a endeudarse todo lo que sea necesario en su tenaz propósito de «comprar» los votos que le alcen con la victoria en las elecciones generales de 2027. Le preocupa que de perder el órdago electoral no pasará a liderar la oposición, sino a sentarse en el banquillo de los acusados.

Los lectores de La Razón, que tan amablemente siguen esta sección, han tenido ocasión de leer reiteradamente en Canela fina algo que constituye una verdad de Perogrullo: la deuda es necesario devolverla y sus intereses hay que pagarlos cada año.

El cálculo más serio de los intereses que los contribuyentes españoles deberán satisfacer este año supera los 42.000 millones de euros. La deuda pública a la que ha llegado el sanchismo se sitúa ya muy por encima del Producto Interior Bruto español. Y sus intereses, esos 42.000 millones de euros, suponen una partida presupuestaria que supera las de desempleo, defensa, seguridad ciudadana, investigación, industria y energía, agricultura, sanidad y educación. Sólo las pensiones y las transferencias a las Comunidades Autónomas exigen una cantidad superior a la que deberemos pagar para satisfacer los intereses de una deuda desmedida. Pedro Sánchez ha desbocado el gasto público. Para afrontarlo ha multiplicado los impuestos hasta desangrar al contribuyente. Y como no ha sido bastante, se ha endeudado hasta el punto de que los intereses de esa deuda constituyen por su volumen la tercera partida de los Presupuestos Generales del Estado.

El pueblo español vive la circunstancia sin que la opinión pública tenga conciencia del despropósito. Y aparte los intereses habrá que pagar también el principal lo que comprometerá la estabilidad de las próximas generaciones. Claro que eso a Pedro Sánchez le trae sin cuidado. Dedica sus esfuerzos a asegurarse los votos, a «comprarlos» según observadores sagaces, que le permitan alzarse con la victoria en las elecciones generales del próximo año 2027.