Eleuteria

La izquierda sigue generando escasez

La izquierda destruyó el mercado del alquiler con su ley intervencionista y ahora pretende cubrir el desastre con una nueva capa de impuestos

La izquierda vuelve a la carga con su viejo reflejo: subir impuestos para “abaratar” la vivienda. Este martes, Esquerra Republicana propuso en el Congreso dos medidas fiscales que, de haberse aprobado (finalmente no ocurrió), habrían agravado aún más el drama inmobiliario español: un complemento progresivo al IVA a partir de la tercera vivienda y un aumento del IVA del alquiler turístico del 10 % al 21 %. Dos disparates que reducirían y encarecerían la oferta, constriñendo aún más la accesibilidad de vivienda.

El primero es un ejemplo de ingeniería fiscal al servicio del dogma. Según ERC, quien compre una tercera vivienda deberá pagar un 4 % adicional de IVA, un 8 % en la cuarta, un 12 % en la quinta, y así sucesivamente. La lógica es “castigar” al especulador. Pero lo que en realidad castigan es la inversión y, con ella, la creación de nueva vivienda. Porque esas compras no se realizan para “acaparar” pisos, sino para rehabilitarlos, alquilarlos o construir nuevos, sacándolos al mercado del alquiler. Encarecer esa inversión con un impuesto progresivo significa que habrá menos pisos disponibles y más caros. Y como todo sobrecoste se traslada -en parte o en todo- al inquilino, el resultado será menos oferta, mayores alquileres y menor accesibilidad.

La izquierda insiste en que el problema no es la falta de vivienda, sino su “mala distribución”. Pero en un país cuya población crece en 500.000 personas al año

-fundamentalmente por inmigración-, negar la escasez es un ejercicio de ceguera ideológica. Si la demanda de hogares aumenta y la oferta se estanca, los precios sólo pueden subir. Pretender que subir impuestos soluciona eso es como querer apagar un incendio echándole gasolina.

La segunda medida -elevar el IVA sobre el alquiler turístico- repite el mismo error. Se parte del prejuicio de que los pisos turísticos “roban” vivienda a los residentes. Pero incluso eliminando todo el parque turístico (menos de 400.000 viviendas), apenas compensaríamos el aumento poblacional de un solo año. Además, el turismo español ronda los 100 millones de visitantes anuales: si no duermen en pisos turísticos, dormirán en hoteles, que también ocupan suelo urbano. Penalizar fiscalmente el alquiler turístico sin tocar al hotelero, además de violar el principio de neutralidad que exige la Unión Europea, equivale a un regalo al lobby hotelero: menor competencia (del alquiler turístico) y, por tanto, mayores beneficios. Nada que ver con el pretendido acceso a la vivienda.

El resultado final es previsible: menos inversión, menos vivienda y más precios. La izquierda destruyó el mercado del alquiler con su ley intervencionista y ahora pretende cubrir el desastre con una nueva capa de impuestos. España no necesita más castigos fiscales ni excusas ideológicas: necesita liberalizar el suelo, desregular la edificación y reducir impuestos. Hasta que no lo entienda, seguirá fabricando escasez… y culpando a otros por ella.