
Al portador
Sánchez sólo quiere hablar de su libro
«El presidente cree que incluso puede venirle bien un fracaso presupuestario para presentarse como víctima»
Francisco Umbral (1932-2007), en 1993, en el programa televisivo que presentaba Mercedes Milá, dijo aquello de «yo he venido aquí a hablar de mi libro». Fue una astracanada que se hizo muy popular y, además, fue quizá la mejor campaña publicitaria de «La década roja», el título que intentaba promocionar el autor. Ayer, Pedro Sánchez compareció en el Congreso, en teoría para explicar lo ocurrido en las últimas cumbres internacionales y tratar también de los servicios públicos. Todo el mismo día que el fiscal general, García Ortiz, declaraba como acusado y poco después de que se supiera –por una grabación– que Leire Díez decía hablar en nombre del PSOE. El inquilino de La Moncloa obvió, claro, todos esos asuntos y pronunció el primer mitin de una campaña electoral que intentará que dure, en el caso de que sea cierto lo que dice, hasta mediados de 2027. Eso sí, hizo otra aportación original a la ciencia política al defender, sin inmutarse, que las mayorías absolutas no dan más estabilidad. La novedad entronca con la defensa de que se puede gobernar sin Presupuestos Generales sin ningún problema.
Pedro Sánchez, que solo quiere hablar de su libro, dedicará el resto de la legislatura –dure lo que dure– a la autoalabanza y, sobre todo, a culpar a la oposición del PP de todo lo malo que ocurre en España y de lo bueno que podría suceder si no lo impidieran los populares. Los estrategas de La Moncloa calculan que meses de acoso y críticas a los populares pueden evitar que Núñez Feijóo llegue a formar Gobierno. El próximo paso es la elaboración –y ya se verá si presentación– de unos Presupuestos Generales muy expansivos, es decir, con mucho más gasto, «muy sociales» y con algunas iniciativas espectaculares y muy populistas. La vice y ministra de Hacienda ha convocado al Consejo de Política Fiscal y Financiera, paso obligado en los trabajos presupuestarios. Ahora mismo no existe ninguna posibilidad de que salgan adelante y Sánchez, por supuesto, lo sabe y ha decidido que, incluso puede venirle bien. Le permitiría presentarse como víctima de la oposición a la que culparía de impedir la aplicación de medidas populares y, por lo tanto, de perjudicar a los ciudadanos. Todo muy calculado por ese presidente que solo quiere hablar de su libro, como Umbral.
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