Insensateces
Yo, Leonor
Tengo que seguir pasando mis días de jovencita loca vestida de marinera y haciendo dominadas
Es decir, que me mato a subir por las cuerdas, me mato y me dejo las uñitas limpiando los baños; me mato yo en la cocina con el estropajo y las ollas y, además, soy la camarera y le paso una mopa al ancla. Y resulta que, viene el Conde Lequio (el que salió en una cama en una revista) y dice que me sienta mal el bikini. Es decir, que tienen Vds una heredera en condiciones, como nunca en la historia de España, y resulta que me sienta mal el bikini. El Conde Lequio como medida de lo que debe hacer la nobleza, la aristocracia y hasta la Duquesa de los Aristogatos. Menos mal que me pilla en la otra puntica del mundo, embarcada en el Juan Sebastián «del Cano», que dijo el otro día una presentadora patria. Y me pilla en la otra punta de la bolica del mundo con una cerveza de litro en una jarra, sujeta en una mano sin que me tiemble el pulso, en un bar, y rodeada de maromos en uniforme, así que, qué quieren que yo les diga, pueblo amado: estaba peor cuando a Vds les gustaba.
Me sorprende, sin embargo, que haya tanto nerviosismo cuando, nuestrohijoFelipe, ya salió con Gigi Howard en una portada, llevándola en brazos, de bañitos románticos en el mar y no pasó nada. O cuando apareció con Eva Sannun acariciándole el pechecete en una tumbona. Pero eso debe ser una nimiedad, entiendo, al lado de lo de servidora en Uruguay sirviendo lomo. Menos mal que siempre está el Yayo I al quite. Menos mal que, siempre pendiente de la institución monárquica, el Yayo I acaba de meter a Revilla en un lío judicial para desviar la atención y que de ésta salgamos felices en la Mansión de los Plaff, donde cualquier día de estos hacemos un remake de las canciones de Sonrisas y Lágrimas los cuatro y las mandamos al buzón de los españoles en versión VHS.
Les dejo, que tengo que seguir pasando mis días de jovencita loca vestida de marinera y haciendo dominadas. Sigan Vds analizándome el muslo, la barriga, y la cercanía con mis compañeros. Altibajos, hija: estate relajaíta, por los clavos de Cristo.