Sin Perdón

Una ley electoral al servicio de Sánchez

Quiere cambiar la Ley Electoral para forzar que haya un debate amañado entre los candidatos en TelePSOE, ya que es la única forma que tiene de ganarlo

Es un error pensar que Sánchez no utilizará todos los instrumentos a su alcance para mantenerse en La Moncloa a cualquier precio. No le importa ni la ética ni las convenciones democráticas, porque contempla el poder como un botín al que no piensa renunciar. Una vez consagrada la mentira como instrumento legítimo de acción política y asaltada la Administración del Estado, ha pasado a la siguiente etapa de controlar o mediatizar a los medios de comunicación y reformar el sistema electoral. Lo que no entiendo es por qué no aprueba una ley imponiendo que todos tengamos que votar a Sánchez y así no le hacemos perder el tiempo. A estas alturas le aburre el Parlamento y es fácil deducir que le sucede lo mismo con las elecciones, ya que está acostumbrado a perderlas. Hay personas cuyas vidas están jalonadas de derrotas y humillaciones, pero un golpe de suerte las lleva al poder. Es verdad que algunos lo acaban ejerciendo resentidos y atormentados, porque suceden acontecimientos que cambian su carácter.

Nada indicaba que Sánchez pudiera llegar a la presidencia del Gobierno. Muchos de sus socios, colaboradores y amigos lo menospreciaban. Es verdad que personas como Ábalos, Redondo, Robles, Sumelzo, Conde y otros apostaron por él. Y consiguió asaltar el poder entrando por la puerta de atrás. No le duró mucho la felicidad y, a pesar de las deleznables encuestas del CIS, la realidad es que solo consigue mantenerse en La Moncloa mostrando una asombrosa carencia de principios políticos y valores éticos. Es algo que no puede negar, ya que es una descripción aséptica de la realidad. Ahora quiere cambiar la Ley Electoral para forzar que haya un debate amañado entre los candidatos en TelePSOE, ya que es la única forma que tiene de ganarlo. Al igual que utiliza el CIS para ofrecer datos sesgados sin ningún rigor y credibilidad, quiere que TVE, que controla con mano férrea, sea el escenario para un debate electoral obligatorio que sirva para menospreciar y vilipendiar a la oposición utilizando a sus fanáticos periodistas de cabecera. No confía ni en sus méritos ni en manipular las televisiones independientes. Una vez más actúa como un déspota, aunque espero que Puigdemont no caiga en el error de apoyarle.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)