Historias del mundo
La lucha de Demers por salvar a Smooshi
«El antiguo entrenador de la morsa ha librado una batalla legal (y personal) contra el parque acuático en el que estaba cautiva»
Hace más de una década, Phil Demers y Smooshi establecieron un vínculo muy especial. Demers, antiguo entrenador en el polémico Marineland (donde han muerto 25 ballenas desde 2019) en Niagara Falls, Ontario, recuerda el momento en el que se volvieron inseparables. «En pleno caos, estábamos intentando sacar sangre de otra morsa. Smooshi se ponía delante, para protegerla. Traté de distraerla, alejándola de la escena. Y algo sucedió en su cerebro. De repente, ella confíó en mí. Como si yo fuera su ‘mamá’, Smooshi comenzó a seguirme a todas partes». Desde entonces siempre estaban juntos.
Su afinidad dio un paso más. Demers reflexionó sobre las pésimas condiciones en las que vivía la morsa en Marineland. Y decidió ser consecuente y luchar por ayudarla. Dejó el empleo y su buen salario. «Sólo sabía en mi corazón que si no renunciaba, no habría esperanza para salvar a Smooshi. Sentí que no tenía otra opción», confiesa, sin omitir que ha sufrido financieramente por ello y que no fue nada fácil. Eso sí, expresa que «fue la mejor decisión de mi vida».
El parque acuático también movió ficha. Inició su propia batalla legal contra Demers. «No poder ver a Smooshi fue lo más difícil. Por supuesto que no quise ser demandado ni estar pisando los tribunales todo el rato. Yo no quería ser un activista, pero Marineland no me dio otra alternativa. Me insultaban, llamaban mentiroso... La verdad estaba de mi lado, así que luché duro». Demers lamenta que fue un proceso muy caro y frustrante, plagado de retrasos y dilaciones. «Ahora entiendo por qué la gente utiliza las demandas para perjudicar la vida de otras personas».
Finalmente, sus esfuerzos han tenido recompensa. Smooshi ha logrado salir de Marineland, junto a su bebé, Koyuk. «Por fin están los dos juntos», explica, no sin antes volver a criticar el nivel de sufrimiento al que estuvieron sometidos, pues les separaron al nacer. A Demers le acaban de enviar una foto de ambos, desde su nuevo y apto hogar en SeaWorld, Abu Dhabi: «Hay hielo, hay nieve. Es una instalación de ensueño para animales que no pueden ser liberados en la naturaleza». Tiene muchas ganas de ir a verlos, aunque esperará a que SeaWorld le invite para que sea una reunión positiva para todos. Mientras, Demers puede pronunciar orgulloso: «Misión cumplida».
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