
Sin Perdón
La mejor Constitución y la más longeva
«Nadie podía ganar, para que ganáramos todos. No se podían repetir los errores del pasado»
Los años pasan y nuestra Carta Magna mantiene su vigencia. Fue un gran acierto de los diputados y los senadores constituyentes. Adolfo Suárez, Felipe González, Fernando Abril Martorell y Alfonso Guerra tuvieron un papel decisivo, ya que los grandes temas, como es lógico, fueron resueltos por los líderes de los dos grandes partidos y sus colaboradores más cercanos. Fue muy acertado que el Rey otorgara el Toisón de Oro al tercer presidente de la democracia. La Transición fue posible gracias a la decidida vocación democrática de Juan Carlos, que tenía en sus manos todo el poder del régimen franquista y decidió cederlo al pueblo español, y de los líderes políticos, empresariales y sindicales que realizaron grandes esfuerzos y cesiones, como es lógico, para lograr un consenso constitucional que fue decisivo para que el proceso concluyera con el éxito que ha representado y representa la Constitución. Los que cuestionan este proceso son unos ignorantes, aunque algunos se mueven por la maldad o el resentimiento. Nadie podía ganar, para que ganáramos todos. No se podían repetir los errores del pasado y hacer una Constitución, como sucedió en la Segunda República, que solo representara a una parte de los españoles.
Es, sin lugar a duda, la mejor Constitución de nuestra Historia, aunque hay cosas menores que se podrían mejorar y una que es simbólica e importante como es la primacía del varón en la sucesión de la Corona. No es un tema urgente, pero cuando lleguen tiempos más sosegados es algo que se debería resolver. Es cierto que con alguien sin ética y con una moral política laxa como Conde-Pumpido podría hacer cualquier interpretación que fuera acorde a los intereses del señor que le convenga servir. Nunca entenderé que su desmedida ambición y resentimiento hayan conducido a convertir el Tribunal Constitucional en un departamento de La Moncloa. En estos intentos de mutación constitucional por la puerta de servicio está siendo asistido por un conjunto de mariachis cuyos conocimientos jurídicos son bastante frágiles e incluso superficiales. A pesar de ello, la Constitución sigue siendo el instrumento que necesita España para seguir avanzando y ha permitido que un Gobierno socialista comunista pueda desarrollar su programa. Otra cuestión distinta es que no tenga los apoyos parlamentarios, afortunadamente, para aprobar sus leyes de ingeniería social.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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