
El bisturí
Mónica García, dimita y váyase a su casa
Con el Gobierno «progresista», no solo no se ha aplicado tratamiento alguno, sino que la enfermedad empeora
El 21 de noviembre de 2023 fue una fecha fatídica para la Sanidad en España. Ese día, Mónica García tomó posesión de su cargo como ministra y los peores augurios que circulaban entonces se han cumplido con creces en los casi dos años transcurridos, para desgracia de los profesionales y de los pacientes, que son testigos directos del deterioro asistencial mientras sufren el mayor saqueo fiscal de la historia. La afirmación de que la anestesióloga está realizando una gestión nefasta, la peor en este sector de los últimos 30 años, no es fruto de inquina personal ni viene dictada al oído por Isabel Díaz Ayuso, hacia la que la anestesióloga mantiene una obsesión patológica, digna de un concienzudo estudio psiquiátrico. Lo dicen los médicos, en pie de guerra ya con tres huelgas. Lo proclaman los consejeros de Sanidad autonómicos de todo signo y condición, y lo corroboran los ciudadanos a través de las encuestas, al otorgar un suspenso rotundo al PSOE y a esa pléyade de partidos autodenominados de izquierdas que tanto han mentido a trabajadores y oprimidos, encabezada por Sumar, Más Madrid, Podemos y demás sucedáneos. Por supuesto, también lo corroboran los datos oficiales –esos que García se empeña en difuminar dilatando su divulgación o tratando de camuflarla– y las opiniones de los verdaderos expertos, los que no son de ningún partido, como el prestigioso Rafael Matesanz, por citar un ejemplo. Con Mónica García al frente de la Sanidad española las listas de espera para un especialista y una operación cuentan con más enfermos que nunca y los tiempos de demora son estratosféricos. De verdad, ministra, ¿a usted le parece normal que los pacientes tengan que aguardar de media más de ocho días en el conjunto del Estado para acceder a su médico de familia, 105 días para ver al especialista o 126 días para una intervención? ¿Para eso les bombardea a impuestos su Gobierno? ¿Dónde está la ley que prometió su partido para revertir esta situación? ¿Con qué cara se puede presentar en actos públicos en hoteles para ricos en los que tanto se prodiga, pontificando sobre la defensa de lo público a la vista de estas cifras? ¿Por qué oculta deliberadamente que Madrid es la Comunidad que mejor figura en las estadísticas que atesora su Ministerio, hasta el punto de que, frisando ya noviembre, no sepamos aún lo que ocurrió en el primer semestre? ¿Cómo se atreve a crucificar a Andalucía por el fallo de los cribados cuando usted no es capaz de garantizar el acceso en tiempo y forma a una consulta o un quirófano, y mientras silencia otros escándalos con esos cribados en feudos que usted gestiona, como Melilla, o en territorios gobernados por la izquierda como Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana en tiempos de Ximo Puig? Con Mónica García, los nuevos medicamentos, los que salvan vidas, la prolongan y/o garantizan una mejor supervivencia de los enfermos, llegan más tarde que nunca –tardan más de 600 días–, mientras otros estados europeos sí disponen de ellos. Particularmente graves son en este punto la utilización sectaria del Consejo Interterritorial y la nula planificación de su departamento ante la falta de sanitarios, el primordial origen de todos los males, junto con la insuficiencia presupuestaria. Después de más de siete años de Gobierno «progresista», no solo no se ha aplicado tratamiento alguno, sino que la enfermedad empeora. De verdad, dimita y váyase a su casa. Seguro que el PSOE tiene un recambio más competente.
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