
A pesar del...
Palabra de Warren
En el congreso del PSOE mitigaron las protestas de los barones prometiendo dinero público, como siempre, y despotricando contra los ricos
Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, demostró el pasado fin de semana que también tiene todas sus capacidades demagógicas intactas.
Brillaron dos promesas presentadas con ejemplar dialéctica. Aseguró que los socialistas «seguiremos revalorizando las pensiones». No dijo ni una palabra de que eso significa, exactamente, empobrecer a los trabajadores. Tiene guasa la cosa en un partido con la O de obrero. Pero la aritmética no ha sido abolida, y la Seguridad Social se financia mediante la coacción de las cotizaciones sobre la clase trabajadora –la llamada cuota empresarial es en el fondo salarios no pagados–, y los impuestos –a esta altura del partido será difícil convencerla a usted, señora, de que los impuestos los pagan otros, los ricos, las multinacionales, etc.
La otra promesa fue espectacular: una «gran empresa pública de vivienda», nada menos, como si no tuviéramos suficiente experiencia de lo que hacen los supuestos progresistas con las empresas públicas, como si no hubiera suficientes ejemplos de su coste, su ineficiencia y su despilfarro.
Ante este panorama, la propaganda resultó aún más indispensable. El equipo de opinión sincronizada salió al quite, y El País nos advirtió generoso acerca de «la multitudinaria burbuja mediática madrileña, en feroz competencia consigo misma al abrigo del populismo de Isabel Díaz Ayuso». O sea, que aquí el peligro no es la izquierda sino, como diría Warren, «la derecha y la ultraderecha», con los medios, los jueces, y, por supuesto la temible presidenta madrileña. Igual convencen con este camelo a alguien, pero es dudoso, a tenor de los resultados electorales.
Editorializó Expansión: «El PSOE se aferra al sanchismo, con todas sus hipotecas, para sobrevivir en un momento en que ha sufrido la pérdida de casi todo su poder territorial, está sometido al dictado de sus aliados radicales y tiene encausados a varios de sus dirigentes más señalados de la última década». Esto es lo que sucede, como resumió Vicente Vallés en nuestro periódico: «Moncloa no controla la agenda política».
Por eso en el congreso mitigaron las protestas de los barones prometiendo dinero público, como siempre, y despotricando contra los ricos, los fondos buitre, los alquileres turísticos, la especulación, en un festival de manipulación y estatismo. Concluyó el editorial de LA RAZÓN: «Ni la gestión ni la gente importan». Así es la palabra de Warren.
✕
Accede a tu cuenta para comentar