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Sin Perdón

El Papa que necesita la Iglesia

«León XIV es un ejemplo de lo que significa el fenómeno migratorio, porque es un hijo de ella»

Tras la muerte de Francisco y la elección de León XIV entramos en una etapa donde habrá continuidad, porque es algo que caracteriza a la Iglesia, pero también novedades. No han sido unas elecciones políticas con unos partidos liderados por candidatos movidos por intereses personales y la defensa de un programa. Los cardenales han escogido al sucesor de Pedro. Es algo que ignoran los que hacen interpretaciones o análisis precipitados confundiendo sus deseos con la realidad. No hacen más que mostrar su desconocimiento del catolicismo y trasladan sus interpretaciones sesgadas sobre lo que es y representa el Pontífice. Es algo que ha sucedido en otras ocasiones. En primer lugar, es el líder espiritual de más de 1.400 millones de católicos, pero también es la persona más influyente del mundo. Esta realidad se basa en lo que realmente significa la Iglesia, su coherencia y su doctrina. No han existido Papas rojos, sino hombres de Dios que sufren con los dolores que aquejan a la Humanidad. Es lógico que defiendan la paz, el diálogo, la solidaridad, la integración de los migrantes, la educación y los derechos humanos, porque es consustancial a las enseñanzas de Jesucristo.

León XIV es un claro ejemplo de lo que significa el fenómeno migratorio, porque es un hijo de ella. Es lógico que sea algo que le preocupe profundamente y se convierta en uno de los ejes de su apostolado. En esta línea, es determinante que eligiera ser agustino, que diera tanta importancia a su formación y que su vocación fuera ser misionero. Hubiera podido elegir un solo camino como religioso, pero Dios le condujo al apostolado entre los más desfavorecidos, encontrar en Perú el ámbito donde desarrollarlo, dirigir la orden de los agustinos, ser el obispo de una diócesis pequeña y acabar asumiendo uno de los dicasterios más importantes en el gobierno de la Iglesia. Ahora podemos entender por qué Francisco le nombró cardenal y le encargó una responsabilidad tan importante. En la Edad Contemporánea, cada uno de los Pontífices ha tenido que asumir retos muy importantes. Todos ellos han logrado conducir la Iglesia en el camino de servir eficazmente a la Humanidad. León XIV es el hombre preparado, humilde, prudente, trabajador y conciliador que se necesitaba para esta nueva etapa.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)