Insensateces
Proporcionalidad
Un policía lo es de paisano o con uniforme y en sus manos están los límites que no debemos traspasar los demás, pero sobre todo, los suyos propios
El otro día, en Torrejón de Ardoz, murió un magrebí ahogado, asfixiado. Se llamaba Adberrahim. Este chico trató de robarle el móvil a un policía que lo inmovilizó con la maniobra del mataleón. Este agente, fuera de servicio, regresaba de las fiestas de la localidad madrileña con otro compañero cuando dos ladrones marroquíes les asaltaron. Los agentes persiguieron a los jóvenes y Abderrahim se revolvió con violencia contra ellos. Cuando dejó de resistirse, en el suelo durante varios minutos e inmovilizado, el policía continuó agarrándolo fuertemente del cuello sin hacer caso a las peticiones de los viandantes. Lo estás matando, le decían. Y no hizo caso.
Abderrahim murió. No hay más que ver las imágenes que se han filtrado del suceso para comprobar que el caco yace inerte y que el policía no afloja. Es absolutamente perturbador el momento. No se puede contemplar sin que se te revuelva el alma.
Más allá de lo que nos cuente la autopsia, más allá de las razones médicas que expliquen la muerte del joven, esas imágenes han provocado que mucha gente se pregunte si existe proporcionalidad en la respuesta del policía, es decir, si la fuerza utilizada fue la adecuada en la situación y no ha excedido lo necesario para conseguir un objetivo que es legítimo como detener al ladrón y proteger a los demás. Los agentes están obligados a evaluar la gravedad de esa amenaza y a usar la fuerza mínima imprescindible para controlar el momento.
Nos pide la Asociación de Policía Municipal Unificada que no criminalicemos al cuerpo y pone el acento en que el agente actuó fuera de servicio como un ciudadano común. Recuerdan, además, otros casos de sucesos parecidos en los que algún turista ha inmovilizado al ladrón de turno por el mismo procedimiento y, dicen, nadie ha resaltado la profesión de ese turista. Y es esto, efectivamente, lo más llamativo. Todas las profesiones requieren de responsabilidad, pero las que tienen que ver con la seguridad deben ser escrupulosas en sus límites. Un policía lo es de paisano o con uniforme y en sus manos están los límites que no debemos traspasar los demás, pero sobre todo, los suyos propios. Y si no lo tienen claro, es que estamos dando algunos pasos hacia atrás peligrosamente.