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El trípode

Puigdemont: entre Silvia Orriols y Sánchez

Puigdemont ha dicho que en octubre expira el plazo que tiene Sánchez para cumplir con los compromisos asumidos, lo que ya dice suficiente de quién está veraneando en la Mareta

El enésimo ultimátum de Puigdemont a Sánchez lo hizo público ayer para conseguir algún titular o algún eco a sus comparecencias, que cada día que pasa pierden más interés. Y no es solo eso lo que pierde, sino que cada día pierde más votantes, lo que ya resulta más preocupante para sus intereses. Se encuentra Puigdemont atenazado en medio de una pinza que, por un lado, es ser «cooperador necesario» de la permanencia de Sánchez en la Moncloa y sus «progresistas» políticas y, por el otro, es debida a la emergencia social y política en Cataluña, de la Aliança Catalana. Una fuerza política de derecha radical y separatista que tiene por lideresa a una mujer Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, la localidad gironina que fue coprotagonista del atentado que cometieron unos terroristas islamistas en estas fechas de agosto de 2017 al mando de quien ha pasado a la Historia como «el Imán de Ripoll» por residir allí. Ese hecho ha generado una comprensible islamofobia entre una parte no menor de la población con su alcaldesa al frente, que a su vez sintoniza con una sensible proporción de votantes de Junts para los que no es precisamente de agrado la política migratoria sanchista, de «puertas abiertas», y en especial de la de procedencia musulmana. Esa política es la que promueve con grandes recursos económicos una Fundación bajo la denominación de Open Arms, «Brazos Abiertos» en traducción de su denominación original y por la que es conocida. Su presidente es un conocido personaje mundialista que mantiene con Sánchez una estrecha relación: actualmente Álex Soros, hijo de su fundador George Soros. La cita es para recordar que uno de sus primeros visitantes recién llegado a la Moncloa fue precisamente la del conocido Soros, que junto a Bill Gates, otro personaje muy próximo a Sánchez, también con su Fundación, son dos de los más conocidos globalistas que trasladan a sus oportunos destinatarios, las consignas que deben desarrollar para cumplir con su objetivo de un NOM al servicio de sus intereses económicos (entre otros). Pues bien, Puigdemont ha dicho que en octubre expira el plazo que tiene Sánchez para cumplir con los compromisos asumidos, lo que ya dice suficiente de quién está veraneando en la Mareta y no en Washington, como sus colegas de Alemania, Francia e Italia, entre otros, junto a Trump y Zelenski, por ejemplo. Sabido es ya hace tiempo que el crédito político y personal de Sánchez está bajo mínimos en el plano internacional occidental y está arrastrando con él a España. Con la China comunista y la Venezuela de Maduro tiene un buen embajador que ahora lo intenta ser con Waterloo.