El trípode
Lo que faltaba: el Tribunal Supremo es la «Toga Nostra»
La consecuencia es que la Orden Judicial expedida sobre ellos sigue vigente, y caso de regresar a España serian detenidos y puestos a disposición del juez Llarena, instructor de su Causa
A Sánchez «le crecen los enanos» que diría aquel, y le surgen contratiempos «por tierra mar y aire», que diría el otro, cuando apenas ha transcurrido un año del 23 J en el que –y pese a ser derrotado en las urnas–, se saltó todas las líneas rojas de una mínima ética pública para seguir en La Moncloa, pactando hasta con quienes había repetido «incluso 20 veces si fuera necesario» que nunca pactaría. Ahora paga las consecuencias de su desmedida ambición, lo cual sería una cosa estrictamente personal suya, sino fuese porque son España y los españoles quienes pagan ese precio. La noticia de que el Tribunal Supremo –que no pudo juzgar ni al Prófugo Puigdemont ni a sus dos consellers Comin y Puig también residentes en Waterloo– considera que el delito de malversación no está incluido en la ley de amnistía, es un serio contratiempo para el sanchismo. La consecuencia es que la Orden Judicial expedida sobre ellos sigue vigente, y caso de regresar a España serian detenidos y puestos a disposición del juez Llarena, instructor de su Causa. La «contradicción existencial» del sanchismo consiste en pretender gobernar España con los votos de quienes ni la quieren ni la respetan, sino que quieren su destrucción. En su cadena oficial de radio declaró ayer, que él es víctima de una estrategia judicial que pretende acabar con su gobierno progresista por lo que hacen. No aclaró eso sí, qué es eso tan progresista, porque de momento la única ley conocida y aprobada, es la necesaria para comprar con la amnistía los votos de sus beneficiarios. Así resulta que lo «progresista» para los sanchistas es el mayor acto de corrupción política sucedido en España en las catorce legislaturas precedentes a la XV actual. Sánchez en estado puro: amnistía con una ley «a la carta» de sus beneficiarios, a cambio de sus votos, y encima pretende convencer a los españoles de que es un acto de generosidad para mejorar la convivencia. Y si el TS considera no serle aplicable la malversación a Puigdemont, su socio prófugo les acusa de mafiosos, de ser la «Toga Nostra», les califica nada menos. Como al parecer todo es una gigantesca conspiración de la judicatura y los pseudo medios con el lodazal de sus bulos, ya anuncia una inmediata ley para controlarlos. En un lodazal es en lo que está convirtiendo la política en España el sanchismo. Como en Francia, donde para cerrar el paso a la «ultraderecha», Macron llama a un pacto de los demócratas del ( nuevo) Frente Popular con los suyos. Los insumisos y los comunistas son esos demócratas. Como aquí el sanchismo.
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