
Cuartel emocional
Rédito político
Dos millones trescientas mil ciudadanos viven del “limosnero del Estado”
Es relajante volver al viejo y cansado ordenador de mesa, al que le cuesta ponerse en marcha después de alguna que otra semana sin darle caña. Quizá también esté mostrando celos por haber sido reemplazado temporalmente en sus funciones por una modernísima tablet con la manzanita en la tapa, que hay que aprender a utilizar con todas sus aplicaciones y su rapidez de respuesta, vayan hacia dondequiera que soplen los vientos y superando mareas y oleajes, los mismos que azotan a Bezos y a Di Caprio, porque las condiciones climáticas no saben de nombres ni de apellidos y son igual para todos, ondulando y encrespando el pelo de las damas –es un decir-, por muchos productos de última generación que utilicen, esos que no pueden permitirse las prostitutas, por ejemplo, ya que su poder adquisitivo no alcanza para sérums de alto nivel. Así que están alzando la voz creando una ruta por los prostíbulos del suegro de Sánchez –esos que tan primorosamente administraba Madame Begoña-, en una campaña que intenta subrayar la grandísima hipocresía de la ley abolicionista que elabora el “prestigioso” ministerio de Igualdad, resaltando con toda la razón del mundo el alto consumo de putiferio del partido del Gobierno. Esto es algo que nadie debe olvidar y que se debe resaltar en letras mayúsculas porque en España nos despistamos enseguida y mucho más en tiempo de vacaciones, con el plus de la ola de calor que tenemos encima.
En su día, hace no mucho, Sánchez se permitió decir que España va como un cohete, pero no sabemos muy bien a qué se estaba refiriendo. Hay datos que dan que pensar que el tipo anda algo despistado, como por ejemplo el número de personas que necesitan esa subvención llamada ingreso mínimo vital: dos millones trescientas mil ciudadanos que viven del “limosnero del Estado” no es un buen índice de que el país esté próspero ni muy boyante, sino que tanta miseria es símbolo de un fallo puramente metabólico de su devenir. Los hay que están peor, lo sabemos bien, pero este muchacho que tan ricamente veranea en La Mareta mejor estaría calladito y no hacer alardes de lo que no hay. Pero hay que sacar rédito político de las fantasmadas que regurgita cuando tiene un micrófono delante, tanto él como sus costaleros que ahora van y aseguran que el intento de suicidio de su comisionado para la dana, José María Ángel, ha sido producto del acoso político de los partidos de la oposición al descubrir que en su curriculum había datos inciertos. En esta llaga no debemos meter más el dedo porque es un asunto altamente doloroso a nivel humano que demuestra que todavía hay gente con suficiente vergüenza como para soportar tanta humillación al verse con el culo al aire por culpa de unos cuantos villanos que le indujeron a la mentira, viéndose ahora sumergido en el más absoluto de los descréditos. Ojalá él y su familia puedan llegar a superar este trance tan degradante como deshonroso y bochornoso.
CODA. En las calles de Nueva York se rueda después de veinte años la segunda parte, o una nueva edición, de la mítica película “El diablo viste de Prada” y la gente anda un poco desquiciada por este hecho. Es una de tantas noticias refrescantes del verano, fresca y colorida como las bebidas rojas o anaranjadas que se beben en todas las terrazas y chiringuitos de moda.
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