La situación
Sánchez sacrifica Extremadura
«Es de una candidez infantil pensar que Gallardo actúa por decisión propia, porque aquello que él haga afectará al hermano del presidente»
Este miércoles se cumplen dos años del 28 de mayo de 2023, día en el cual el Partido Socialista perdió seis de las nueve comunidades autónomas que gobernaba, y vio cómo el Partido Popular ganaba la mayoría de los municipios con más de 50.000 habitantes. En definitiva: el día en el cual el PSOE entregó al PP casi todo su poder territorial.
La lectura política de aquellos resultados fue evidente para cualquier analista: los presidentes autonómicos y alcaldes del PSOE habían recibido en su trasero una patada cuyo destinatario era Pedro Sánchez. El líder socialista entendió el mensaje de inmediato y a la mañana siguiente convocó elecciones generales, para evitar que el partido entrara en ebullición contra él. Lo evitó y sigue en el poder. Pero se demostró que el PSOE del sanchismo es un partido al servicio de los intereses particulares de su jefe.
Esa doctrina se vuelve a aplicar ahora. Este jueves, el secretario general de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo, jurará la Constitución en el pleno de la Asamblea autonómica. Gallardo se comprometió en público a no adquirir la condición de diputado para que nadie pensara que lo hacía para aforarse y esquivar a los jueces ordinarios que tendrían que juzgarlo por el caso del hermano del presidente. Y, en efecto, ahora que adquiere esa condición de diputado, es obvio que lo hace para someterse a la justicia de forma más ventajosa. Pero, ¿lo hace por sí mismo, o por exigencia de otros?
Es de una candidez infantil pensar que Gallardo actúa por decisión propia, porque aquello que él haga afectará al hermano del presidente. Y lo que afecte al hermano del presidente, afectará al propio presidente. De lo que es sencillo deducir que la trampa legal (el fraude de ley, según algunos juristas) ha sido sugerida (ordenada) desde Moncloa.
El efecto político previsible es que el PSOE, que ya lo tenía difícil para recuperar el poder en Extremadura, ahora se enfrentará a una cuesta muy pronunciada. Es la lógica propia del sanchismo: toda decisión está condicionada por el interés del presidente. Lo demás es secundario. Y los demás, también.