Sin Perdón

Sánchez visita su finca en Doñana

«Se libró de escuchar los despropósitos de la lideresa podemita, Irene Montero, que tenía el rostro desencajado»

Estoy indignado. No entiendo por qué se critica que Sánchez se ausentara de la votación de la reforma de la ley del «solo sí es sí». Había una razón de peso. Tenía que visitar su residencia de verano. Es lógico que cogiera el Falcón, que es el servicio de taxis aéreos de La Moncloa, y recorriera la finca que le acoge todos los años. Hay que aclarar que es una práctica habitual en este tipo de circunstancias. Mi buen amigo el duque de Jorbalán dedica el mes de mayo a recorrer sus fincas para constatar que los encargados lo tienen todo preparado. No tiene la suerte de contar con una como Doñana, pero no le anda a la zaga. Un día les tengo que presentar para que intercambien experiencias palaciegas. Otro amigo, lord Fauntleroy aprendió de su abuelo, el conde de Dorincourt, que los detalles son muy importantes, ya que los lacayos acostumbran a ser muy descuidados. Es algo que hemos podido ver en series como «Arriba y Abajo» o en «Downton Abbey». Uno de mis personajes favoritos es la espléndida Maggie Smith en el papel de lady Violet, la condesa viuda de Grantham, que muestra la visión de la vida propia de quien ha nacido y vivido en un palacio.

Sánchez se libró de escuchar los despropósitos de la lideresa podemita, Irene Montero, que tenía el rostro desencajado. A esto se unió el recado que le envió por medio del CIS. No sé qué le producía mayor desazón, si el fracaso de su numantina posición sobre la chapuza de la ley del «solo sí es sí» o el triunfo que le otorga a su odiada enemiga Yolanda Díaz. Por ello, nada más grato que recorrer su finca de Doñana, aunque no pudo dormir en el palacio, cosa que hará esta noche en el otro de La Moncloa. Es lógico que esté indignado con el gobierno andaluz, que le debería ceder el Palacio de San Telmo, antigua residencia del duque de Montpensier y su esposa, la infanta doña María Luisa Fernanda. Una vez más empatizo con él, porque sería mejor inquilino temporal de San Telmo que Juanma Moreno. Y en Barcelona debería utilizar el de Pedralbes.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)