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El canto del cuco

Las siete plagas

¿Quién va a parar este otoño, como una bendición bíblica, al Tribunal Supremo?

Son legendarias las siete plagas de Egipto, según el libro del Éxodo, (en realidad, si bien se mira, fueron diez) con las que Dios castigó al faraón para liberar a los israelitas cautivos. No faltó de nada: el agua del Nilo se volvió sangre y se sucedieron invasiones de ranas, moscas, langostas, granizo, fuego..., hasta la muerte de los primogénitos. No existe ninguna prueba de que Dios haya pretendido castigar ahora a España con otras siete plagas para liberar a los españoles del sanchismo; pero no deja de ser inquietante que bajo su mandato se sucedan las calamidades sin interrupción: la pandemia del covid, el volcán de La Palma, la guerra de Ucrania, la riada de Valencia, el gran apagón, los incendios forestales y las llamas de la corrupción en el Gobierno, en su partido y en su casa. ¡Las siete plagas! No salimos de un sobresalto y llega otro. Hasta ahora Pedro Sánchez resiste, aunque cada vez con peor cara.

Vale la pena un breve repaso crítico de cada una de las plagas. Del covid colea la imprevisión, el negocio sucio con las mascarillas y el inconstitucional encierro de la población. Sobre el volcán de La Palma, hay que destacar el incumplimiento de la ayuda a los afectados después de tantas promesas. La guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto al final el escaso peso internacional de España con este Gobierno, excluido del reparto en el momento decisivo, y marginado. Lo peor de la tragedia de Valencia han sido la falta de previsión y colaboración y los descarados intentos de sacar provecho partidista de la desgracia. Sobre el apagón, aún no sabemos lo que pasó; nadie se hace responsable; se supone que la atolondrada apuesta oficial por las energías renovables está en la raíz del problema. La imprevisión, el abandono del campo, la descoordinación entre Administraciones y la falta de medios han fomentado el infierno de los incendios. Queda la plaga de la corrupción, con la mujer del presidente en la portada, mientras escribo, del «Financial Times». Este incendio no hay quien lo pare.

En este paisaje de desolación van a dar fin las vacaciones en La Mareta, donde la familia Sánchez se ha agrupado estos días para hacer frente, unida, a la adversidad. Sienten que este será el último verano. El nombre del juez Peinado ha sobrevolado seguramente las conversaciones de la sobremesa con profundo enojo y con deseo de pararle los pies. Alguien sugirió que se encargara Bolaños. No será fácil. Pero ¿quién va a parar este otoño, como una bendición bíblica, al Tribunal Supremo?