Cuartel emocional
Todo le viene bien a Sánchez
Siempre hay cortafuegos que impiden que el cuerpo de pobre de Sánchez, al que todo le va bien, resulte impoluto
Una amiga mía decía siempre que tenía cuerpo de pobre, porque se pusiera lo que se pusiera todo le quedaba bien, dos tallas arriba, dos tallas abajo, zapatos más pequeños o más grandes, ella se adaptaba a todo y siempre iba adecuada, mejor que nadie, perfecta. En una ocasión recibió un ropero como herencia de una familiar: trajes de Chanel, Dior, Armani, todas las marcas que una fashionista pueda desear, pero dos tallas más grande que la suya. Sin embargo, con apaños de aquí y de allá, ella lució como nadie todas aquellas piezas que nunca soñó poseer y que de repente las vio colgadas de su armario. Lo mismo ocurre con Sánchez, todo le viene bien En el actual panorama político español, el presidente ha enfrentado una serie de controversias que han suscitado debates sobre la manipulación informativa y la coincidencia de eventos. La frase "todo le viene bien a Sánchez" refleja la percepción de que el líder del PSOE se beneficia del caos y la confusión que rodean a su gobierno, permitiéndole desviar la atención de temas incómodos. Uno de los acontecimientos recientes más relevantes fue el apagón que a todos nos dejó perplejos, más que nada por las explicaciones peregrinas que ha ido dando a pequeñas dosis en los días posteriores; pero he aquí que el gafe se ve iluminado por una especie de beneficio cuando a los pocos días un conflicto en las vías del tren obró su magia porque los miles de afectados por el incidente hizo que los usuarios tuvieran horas y horas metidos en los vagones o que fueran evacuados campo a través sin que, por supuesto y a pesar del mal funcionamiento de la red ferroviaria, el ministro del ramo no hiciera el más mínimo gesto de dimitir. Aquí no dimite nadie, tampoco la tipa que preside Red Eléctrica por el apagón inadmisible, salvo que se piense que esto es Cuba. Pero como no hay dos telones que tapen las fechorías de Sánchez sin tres, hete aquí que se muere el antiguo Papa y comienza el cónclave para elegir el siguiente, y los medios de comunicación se bloquean dando preferencia, claro, a la fumata blanca que anuncia que la Iglesia Católica ya tiene un nuevo jefe, habemus Papam, y es americano, con raíces francesas y madre presuntamente española. Con estos mimbres tenemos ya un biombo tupido que nos aísla del apagón, los trenes, el hermano, Begoña, Jessica, las otras fulanas empleadas por Ábalos, Ábalos. Siempre hay cortafuegos que impiden que el cuerpo de pobre de Sánchez, al que todo le va bien, resulte impoluto. “Todo le viene bien a Sánchez" sintetiza la crítica más amplia sobre la forma en que este fulano puede aprovechar las crisis y los imprevistos a su favor siempre de forma intencionada, o, si me apuran, a su medida. No sabemos cómo lo hace pero estamos de acuerdo en que vivimos tiempos de incertidumbre de los que no sabemos cómo ni cuándo vamos a salir.
CODA. Hubo un Papa que fue gafe, Clemente VII, que pertenecía a la poderosísima familia de los Médici y pasó a la historia como el pontífice que no pudo evitar que se escindiera la iglesia cristiana en varias, al no poder con la férrea personalidad de Lutero. Los italianos, para conjurar el gafe, tienen costumbre de llevarse la mano a la entrepierna y frotarse de forma entusiasta. Dícese que los sirvientes de calzón corto que hace unos años atendían en la embajada española ante la Santa Sede, llevaban “esa zona” siempre brillante por hacer el gesto cada vez que pasaban delante del retrato del Papa gafe. Habrá que hacer lo mismo cuando sale Sánchez en la tele…