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Trampas en la reforma de las pensiones y la ley de Stein

La trampa –que no la llama así– detectada por la AIREF y antes por otros expertos, está en que, según el pacto con la Comisión Europea, todo se revisa al tercer año, y si entonces no cuadran las cuentas habrá que adoptar medidas de ajuste –recortes– a partir de 2025 o subir un 20% más las cotizaciones

Herber Stein (1916-1999), fue un economista americano, presidente del consejo de Asesores Económicos del presidente, conocido como un «conservador pragmático» del que decían que era «el conservador de los liberales y el liberal de los conservadores». En 1986, con Ronald Reagan en la Casa Blanca y a propósito de los déficits federales, desarrolló la Ley de Stein, que se resume en que «si algo no puede durar para siempre, se detendrá». Algunos confunden a Stein con Jakob Steiner (1796-1863), físico y matemático suizo que desarrollo el «teorema de los ejes paralelos», que calcula la inercia de un cuerpo que gira alrededor de dos ejes, quizá como la reforma de las pensiones del ministro José Luis Escrivá, que pivota entre sus tesis y las críticas de la inmensa mayoría de expertos.

Escrivá presidió la AIREF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), organismo exigido por la Comisión Europea para facilitar el rescate a las antiguas cajas de ahorros. Fue nombrado por el Gobierno de Rajoy, a propuesta de Cristóbal Montoro, pero recomendado por ese Álvaro Nadal que ahora intenta hacerse un hueco en el equipo de Feijóo que, de momento, se hace el gallego.

Cristina Herrero es la sucesora de Escrivá al frente de la AIREF, que ayer emitió su opinión sobre la reforma de las pensiones de la que tanto presumen Sánchez y su «presidenta segunda», Yolanda Díaz. El organismo desde el que en su día Escrivá fustigó al Gobierno de Rajoy apunta que «esta reforma no contribuye a la sostenibilidad del sistema» y que crecerá el déficit de la Seguridad Social. El ministro, sin embargo, alega que sus datos y los de la AIREF no son tan distintos. No le falta razón. La reforma de Escrivá es viable este año y los dos o tres próximos. Además, permite al Gobierno esgrimir el argumento electoral imbatible de que sube las pensiones y garantiza su poder adquisitivo. La trampa –que no la llama así– detectada por la AIREF y antes por otros expertos, está en que, según el pacto con la Comisión Europea, todo se revisa al tercer año, y si entonces no cuadran las cuentas habrá que adoptar medidas de ajuste –recortes– a partir de 2025 o subir un 20% más las cotizaciones, sin que otros no descarten que hubiera que hacer ambas cosas. Está a la vuelta de la esquina, pero 2025 para Sánchez y Escrivá, que sueña con gobernar el Banco de España, es largo plazo, porque ahora de lo que se trata es de tener contenta a la parroquia para ganar las elecciones. Después, si algo no puede durar siempre –las pensiones actuales–, ya se detendrá, según la ley Stein.