Italia

Quien no arriesga no gana

Vivimos una auténtica revolución en los medios de comunicación, que en pocos años han cambiado radicalmente los usos y costumbres habituales de los consumidores. Según el informe Digital Democracy Survey de la consultora Deloitte, internet es ya el medio de comunicación más valorado por los consumidores españoles, por delante de la televisión, escuchar la radio, leer diarios y revistas o ir al cine. Claro que por internet se accede también a todos esos medios tradicionales, lo que explica que para el 66% de los encuestados españoles sea su medio de comunicación favorito. Internet es también el segundo medio con mayor influencia de compra, superado sólo por la televisión, que sigue siendo el primer medio en prácticamente todos los países analizados salvo en España e Italia, lo que Deloitte achaca en parte al efecto «piratería» que existe en ambos países.

Sólo en este último año han crecido un 66% los usuarios con un smartphone, tableta o portátil, y ya tienen uno el 48% de la población española. El smartphone es además el dispositivo más valorado, superando a la televisión. Otro dato: un 84% de los españoles dice hacer varias cosas mientras ve la tele: navegar por internet, ver el correo, las redes sociales, buscar productos on line... pero sólo un 20% lo hace interactuando con los programas que están viendo. Y gracias a los teléfonos inteligentes aumenta también espectacularmente el uso de videojuegos.

Todos estos cambios están siendo mucho más rápidos y profundos en la sociedad que en el sector publicitario, que no termina de asumirlos y afrontarlos parar sacarles el máximo partido. El tradicional dicho de que la publicidad es «lo último que llega y lo primero que se va» de los medios de comunicación parece confirmarse una vez más, pues aunque internet es el único medio en el que ha aumentado la inversión publicitaria desde que empezó la crisis, lo ha hecho mucho menos de lo esperable. La inmensa mayoría de anunciantes y agencias parecen ser superados por los acontecimientos y reaccionar sólo cuando son absolutamente evidentes e inevitables.

Por eso no es extraño que casi todos los grandes éxitos en internet sean de empresas y proyectos que nacieron de la nada y sin apenas recursos, y como no tenían nada que perder apostaron y se arriesgaron a ir por caminos desconocidos: basta recordar a Google, Facebook, Amazon, Twitter o WhatsApp, entre muchos otros.